A diferencia de la vecina Argentina, donde 16 de las 18 estaciones- todas menos Las Leñas y La Hoya- avanzan en protocolos para intentar poner en marcha la campaña de nieve, en Chile hay miedo que, por primera vez, la temporada no se lleve a cabo. La única que ha anunciado que retrasa oficialmente la temporada y ha dado una fecha de apertura es Portillo: el 18 de julio.

 

Razones para desistir y no abrir no faltan: Chile se encuentra en plena curva ascendente de casos y fallecidos por la Covid-19 y las previsiones no son halagüeñas ante la llegada del invierno austral.

 

 

Tampoco se atisba ninguna posibilidad que llegue turismo exterior y el mercado del esquí en Chile depende del turismo procedente de Brasil y de Estados Unidos. Se calcula que del millón de esquiadores que tiene anualmente Chile, entre el 35% a 40% son extranjeros.

 

En el negocio hotelero de Valle Nevado, por ejemplo, el 90% de los huéspedes son extranjeros. En número de esquiadores diarios, los visitantes de otros países alcanzan un 25%

 

Al otro lado de la balanza: La nieve cubre la mayor parte de las estaciones, las previsiones de nevadas son muy buenas y ha habido tiempo de prepararse para afrontar un invierno adaptado a la pandemia.

 

De hecho, ya en marzo, cuando se daban a conocer los primeros casos de personas contagiadas de coronavirus en el país, los centros de esquí se fijaron la tarea de elaborar un plan de acción para proponerle a la autoridad que les permitiera operar bajo una nueva realidad.

 

A diferencia de las estaciones del hemisferio norte, que tuvieron que cerrar anticipadamente, las chilenas contaban con tiempo para preparar un inicio de temporada 2020 distinto para junio.

 

 

Así, en colaboración con la Subsecretaría de Turismo, elaboraron un protocolo sanitario que hoy todavía está a la espera de la aprobación del Ministerio de Salud.

 

El documento consta de 50 páginas e incorpora medidas que abarcan 14 normas, con procedimientos especiales. Todas ellas muy parecidas a las que podrían aplicar Argentina y algunos glaciares de los Alpes: la mitad de esquiadores en los andariveles, venta online de pases, distancia en las colas para evitar aglomeraciones, uso obligado de mascarilla… Y un largo etcétera.

 

A pesar de ello, los altos números de contagio del último mes alejan la posibilidad de iniciar a las operaciones incluso dentro de su escenario más optimista, el próximo 1 de julio.

 

“Hoy no hay rubro o empresa que pueda hacer proyecciones certeras en comparación a otros años, porque es un año completamente distinto. Es muy poco probable que vengan extranjeros a esquiar porque las fronteras están cerradas y va a pasar tiempo para que se abran”, explica Francisco Sotomayor, gerente general de la Asociación de Centros de Ski de Chile (Aceski),

 

Al final abrir es una cuestión también de prestigio y una forma de salvar parte de “la economía de las 15.000 familias -5.000 empleos directos y otros 10.000 indirectos- que viven de esto”, dice Aceski, que reúne a 12 de los 19 centros del país y concentra el 95% del mercado.