Hay algunos que lo tienen claro, el futuro de las estaciones de esquí pasa por realizar grandes inversiones y no quedarse atrás en el cada vez más global mundo de la nieve. Además de crearse grandes dominios de esquí con la unión de resorts más pequeños, otros optan por la modernización y la creación de actividades relacionadas con los deportes de invierno y el aprés-ski.

 

Después de movimientos en este sentido como la compra de Whistler Blackcomb por el gigante Vail Resorts, la más que posible construcción de Valemount Glacier Ski Resort, también en Canadá, la actividad estratégica de varios dominios esquiables en Austria (Ski Circus y Zell am See, Sölden y Pitztal, Skiwelt o St Anton y Lech), Italia o Francia que también están mejorando notablemente sus infraestructuras, incluso algunas pequeñas como Magic Mountain (de la que hablábamos recientemente), la última en apuntarse al carro es Big Sky Resort, en los Estados Unidos.

 

Big Sky Resort (Montana, USA) 
 

Este centro invernal se inauguraba en 1973. Desde entonces, esta estación situada al sur del estado de Montana, ha ido creciendo década a década hasta convertirse en 2013, en la 3º mayor de los Estados Unidos por su extensión (2.300 hectáreas) y un desnivel de 1.326 m tras la compra del vecino centro invernal de Moonlight Basin, y anexionarlo a su dominio esquiable.

 

Ahora, Big Sky Resort prepara una nueva reforma que se extenderá hasta 2025 y que en suma pretende parecerse a los grandes resorts europeos de los Alpes. La inversión que pretenden realizar para asegurar su futuro como uno de los más importantes destinos de nieve de Norteamérica alcanza los 150 millones de dólares que incluyen la mejora progresiva de sus infraestructuras de una manera sostenible alrededor de su cumbre más icónica, Lone Mountain (la Montaña Solitaria).  

 

La modernización del complejo se realizará por etapas que deberán estar concluidas en los próximos 9 años en los que se se irán implementando sucesivamente la instalación de una nueva y avanzada red de remontes mecánicos de alta velocidad, mejora de los accesos y la construcción de alojamientos, tiendas y restaurantes de alto standing, así como los servicios habituales en una estación de esquí. 

 

Mapa de pistas de Big Sky Resort. Clic para ampliar
 

El proyecto llega de la mano de Boyne Resorts (BR), una corporación norteamericana, actual propietaria de Big Sky Resorts, que gestiona desde hace casi 70 años otros complejos de esquí y golf como Boyne Mountain y Boyne Highlands en Michigan (USA), muy cerca de ciudades como Chicago, Detroit o Toronto, esta última traspasando la frontera con el Canadá.  

 

Según Stephen Kircher, presidente de operaciones de BR, cuentan con un excelente aliado: la calidad de la nieve en Big Sky es extraordinaria; además, la estación está situada un poco más al norte del conocido Parque Nacional de Yellowstone (Wyoming), en una zona de paisajes naturales incomparables y lejos de los grandes núcleos urbanos, lo que representa un ideal de libertad y naturaleza salvaje que considera un valor añadido para la futura renovación del centro invernal (y de verano) de Montana.

 

Esquí en Big Mountain Sky Resort (Montana)
 

Entre los detalles que han trascendido se encuentra el plan de renovación del sistema de elevación a las pistas que se llevará a cabo con la instalación de 11 telesillas y un Telecabina (nuevos o modernizados) que ya se ha iniciado este verano con las obras de colocación de dos Doppelmayr para sustituir el actual telesilla de tres plazas de conexión con el Teleférico del Lone Peak, por un seis plazas desembragable calefactado y dotado de otros avanzados sistemas de confort y seguridad con el que se podrá recorrer el trayecto a la principal y más alta montaña de Big Sky en la mitad del tiempo del que se emplea actualmente. El otro telesilla sustituido será el Challenger, que mejorará el acceso a una extensa área para esquiadores expertos.

 

El ambiente del que se quiere dotar a la zona urbanizada pretenden ser un reflejo de las estaciones de esquí centro-europeas y tanto alojamientos como restaurantes intentarán evocar los aires alpinos tradicionales en un intento por convertir esta zona del norte de los Estados Unidos en los nuevos Alpes Americanos, tal como señala también Stephen Kircher. Un proyecto que ya ha comenzado y del que sus inversores esperan recoger importantes frutos después de que se hayan terminado las obras que se realizarán en la próxima década. 

 

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