Una fiesta 100% esquí en Porté Puymorens
LLegada del flamante nuevo telesilla de 6 plazas desembragable Dôme de la Mine. Foto Ivan Sanz
Cuando hablamos de una inauguración, a menudo pensamos o nos viene al subconsciente un acto o evento de estilo convencional que suele pasar por un corte de cinta por parte de las autoridades del momento, ya lo sean en el ámbito político, social, cívico, empresarial, o del sector que corresponda. Quizás un corte de cinta sobre una alfombra roja.
Y cuando hablamos de una fiesta nos sucede un poco lo mismo. La imaginamos con una magnífica orquesta, como las de antes, con 30 músicos en un escenario, y a su vez un buen número de personas, en pareja o en grupo, escuchando la música copa de cava en mano y bailando al ritmo que se derive del director de la orquesta.
El pasado sábado en Porté, la estación de Trio-Pyrénées consorciada a la vez con el grupo Les Neiges Catalanes, estuvo de inauguración. Y también fue una fiesta. Ambas cosas a la vez. Pero fueron dos actos poco convencionales, si lo comparamos con lo explicado unas líneas más arriba.
Manto blanco para sustituir la tradicional alfombra roja
Tras casi diez años de gestación, tal y como declaró el exdirector de la estación, Eric Charre a Lugares de Nieve hace unos días, este pasado sábado la estación del Valle de Querol se ponía guapa de verdad para inaugurar el nuevo telesilla desembragable de 6 plazas, el flamante Dôme de la Mine.
No había alfombra roja para el paseo de autoridades, pero había una buena manta blanca que, curiosamente, parecía querer ser ancha y uniforme precisamente desde la terminal de salida del nuevo remonte hasta las cotas altas del dominio esquiable. Fue una gigantesca alfombra roja teñida de blanco y de uso universal. Se deslizaron por ella todo esquiador que estuviera en Porté.
Corte de aliento en lugar de un corte de cinta
El sábado, en la falda del Pico de la Mina (2.683 m), tampoco hubo un corte de cinta de los que se entenderían como protocolarios en la entrada del telesilla. Posiblemente, era la imagen que todos habríamos imaginado: autoridades cortando la cinta de acceso al telesilla a las 9 h en punto de la mañana. La inauguración fue mucho más sublime y popular: todo el mundo se hacía su propio corte de aliento al llegar a la terminal superior del telesilla.
Era lo lógico, por admirar el paisaje que había a la vista en 360 grados. Porque las panorámicas que se abrían delante, cortaban el aliento. Las montañas andorranas a un tiro de piedra por el oeste, el profundo valle del Ariège al norte, la Coma d'en Garcia y el Carlit muy alto por el este, y el perfilado agreste y de aspecto inaccesible de los picos de Font Freda y La Valleta por el sur. Todo en silueteado por un cielo azul intenso. No había esquiador que ese día, por lo menos en la primera subida al telesilla, no se detuviera un buen rato en disfrutar de las cimas y valles del entorno.
Alegría como música de fondo
No, no había orquesta. No hacía falta. La música de fondo la ponían los propios esquiadores mientras esquiaban sobre la nieve que se mantenía, y se mantiene desde hace días, en polvo "champagne" en las cotas altas del dominio. Tanto daba que se deslizaran por una pista balizada, como por los fuerapistas pendientes de ser desvirgados. Desde el telesilla era fácil escuchar los gritos de alegría, que implicaban ambiente de fiesta, que soltaban los más atrevidos.
Bailar sobre la nieve
Y sí, como en toda inauguración, hubo quien bailó. Porque esquiar es, en cierto modo, bailar sobre la nieve. Y si es nieve polvo, el movimiento armónico de un esquiador deslizante por un fuera pista es tan rítmico como el del mejor bailador, sea de música clásica o moderna.
Porque el 17 de diciembre, en un invierno en el que la nieve escasea como hacía años que no lo hacía, parecía que el manto blanco en las faldas de levante de la montaña de la Mina se mantenía de blanco radiante expresamente para la ocasión. Así fue la fiesta en Porté.
Fue un día ajetreado por los responsables de la estación. Y uno de ellos fue su exdirector, Eric Charre. A finales de la mañana, bajo un sol radiante, un cielo azul intenso, sin viento y con el sonido de fondo del nuevo telesilla, con el jolgorio de los esquiadores que se iban agrupando en la plataforma de llegada a 2500 metros, concluía la jornada con estas declaraciones: ”Estamos muy contentos. Se nota en la sonrisa en la cara de los muchos esquiadores que hoy están aquí. A todo el mundo quiero decirles que hay que venir a Porté a descubrir ese increíble lugar que tenemos aquí arriba, en La Mina".
Y como el sábado Porté era una concurrida fiesta, posiblemente en su pensamiento estaba muy presente que el telesilla era un regalo anticipado de las próximas fiestas de Navidad. Por eso lo concluyó con un "buenas fiestas a todos" y un "hasta pronto". Pues sí, una buena fiesta la del sábado en La Mina de Porté, y seguro que nos veremos allí muy pronto.
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