Nieve Rosa... ¿Existe?
Nieve Rosa... ¿Existe?
Lun, 11/05/2015 - 21:04
¿Existe nieve de color rosa? Una microalga no solo cambia el color de la nieve, también puede tener un efecto en su sabor
Cuando se habla de nieve siempre viene a la cabeza ese fabuloso color blanco que cubre montañas y nos destella al bajar esquiándolas. Pero como ya indicamos de forma breve en la serie de reportajes sobre La Nieve, la nieve puede presentar un color rosado-rojizo si se dan las condiciones necesarias. En la antigüedad ya era conocido este fenómeno: Aristóteles y grandes exploradores, aventureros y montañeros son testigos. La explicación científica tuvo que esperar sin embargo hasta el siglo XIX
Aunque podría ser bonito, no es la nieve la que tiene en si misma un color rojizo. La responsable de este fenómeno es un tipo de microalga llamada 'Chlamydomonas Nivalis' y que resiste condiciones extremas como las que hay en la alta montaña; con poco oxígeno y temperaturas bajas
Como toda alga, ésta tiene el típico color verde producido por la clorofila, pero además posee un pigmento adicional que la colorea con tonos rosados. El objetivo de este pigmento es absorber mejor el calor y los rayos ultravioleta, potenciando así sus funciones reproductoras. En primavera es cuando este pigmento (llamado astaxantina) se produce a mayor escala ya que la radiación solar aumenta. Estas algas reaccionan a este aumento de radiación generando este pigmento que les ayuda a protegerse del sol. Además hay otras especies de algas que tiñen la nieve con tonos negros, verdes, marrones o amarillos.
Esta alga es además inocua para la salud e incluso hay quien afirma que tiene un sabor como a sandía, de ahí su nombre en inglés "watermelon snow" nieve de sandía.
Es importante aclarar que la nieve en sí no es blanca. Cuando nieva, pequeñas burbujas de aire quedan atrapadas en los copos, que serán las responsables de la descomposición de la luz cuando ésta atraviesa el copo. Al descomponerse la luz en las diferentes frecuencias y juntarse todas de nuevo, se producirá la superposición de todos los colores que resulta en el blanco que vemos. Debido a esto el hielo no es blanco. Pues gracias a su compactación ha perdido las burbujas de aire y por tanto permanece transparente, ya que la luz lo atraviesa. Las nubes son blancas también por este mismo motivo. Éstas se componen de miles de gotitas que actúan como pequeños prismas que descomponen la luz obteniendo el mismo caso que con la nieve.
Un caso curioso es el del oso polar. Aunque su piel es negra y sus pelos transparentes y huecos, su aspecto es blanco. Esto sucede porque sus pelos forman unas pequeñas cámaras tubulares de aire (que por otro lado le sirven para protegerse del frío) y este aire descompondrá la luz igual que sucede en la nieve.
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