Por muy modernas que sean las nuevas máquinas pisapistas del siglo XXI, las palas tradicionales, de toda la vida, siguen siendo un elemento imprescindible en las estaciones de esquí. Y, si no, que se lo digan al equipo de pistas de Val d’Isère.

 

 

El lunes 19 de febrero se registraron 98 centímetros de nieve y 188 a 3.000 metros de altitud. Y la conexión con la vecina Tignes en lo que se conoce como Espace Killy, está funcionando casi a pleno rendimiento, con 161 de las 172 pistas abiertas.

 

 

A pesar de ello, algunas pistas presentan sectores sin nieve suficiente, sobre todo las más inclinadas, como la pista roja Les Santons.

 

La semana pasada, la Régie des Pistes (como se denomina al equipo de pisteros) llevó a cabo una operación poco común: una docena de ellos, palas en mano, quitaron la nieve de los laterales con un tobogán improvisado para rellenar la capa de nieve de la pista.

 

 

 

Les Santons es una emocionante pista roja que se parece más a una pista negra si somos honestos. Lo mejor es disfrutar de esta pista a primera hora de la mañana cuando está recién arreglada, y antes de que se formen baches.