Ayer, el Govern reiteró que sus seis estaciones de esquí -gestionadas a través de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya- no gastan "ni un litro de agua de beber" en la producción de nieve, pues es un proceso que se lleva a cabo mediante un circuito cerrado propio de cada instalación, en palabras de la portavoz, Patrícia Plaja.

 

Era la respuesta a una batería de preguntas presentada por los Comuns para saber si la Generalitat permitirá a las estaciones de esquí que gestiona producir nieve este invierno, sobre todo si se entra en situación de emergencia por la sequía.

 

 

En la rueda de prensa posterior a la reunión del Govern, Plaja admitió que puede llegar a "chirriar" que, en un escenario de restricciones por preemergencia en el área metropolitana de Barcelona y parte de Girona, las estaciones de esquí usen agua para generar nieve artificial.

 

Pero recordó que las estaciones de montaña que dependen de Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC) -La Molina, Vallter 2.000, Vall de Núria, Boí Taüll, Espot y Port Ainé- tienen "un circuito de agua cerrado, procedente del deshielo y con balsas propias que están al 100 %".

 

 

Las instalaciones usan agua embalsada del deshielo de nevadas anteriores para generar la nieve artificial, como ya avanzaban los propios responsables de FGC en la presentación de la temporada de esquí 23-24.

 

La portavoz del Govern añadió que el agua utilizada para producir nieve tampoco se podría destinar a otros usos si se volcara a la red: "No podría tener otra utilidad, se perdería", sentenció.