La Góndola del Sassolungo: un curioso telecabina que resiste el paso del tiempo
Telecabina del Sassolungo (Alpes Dolomitas Italianos)
Mon, 08/06/2015 - 02:23
Quizá los tiempos modernos a los que se refería Chaplin hacían alusión a este tipo de inventos. Hoy, a pesar de parecer una antigualla, el telecabina del Sassolungo sigue estando de moda
En un conocido pico de los Dolomitas situado al norte de los Alpes italianos y muy cercano a la frontera con Austria, se encuentra un curioso artefacto que desde hace más de 40 años de funcionamiento es uno de los más curiosos sistemas de elevación del mundo: la góndola del Sassolungo.
Según se dice, el diseño italiano es único y no podía ser menos este telecabina que recibe el sobrenombre de "el sarcófago" y no precisamente por que haya provocado ningún deceso sino por su característica forma que recuerda los ataúdes de los antiguos faraones.
Este telecabina se construyó en 1972 y aún sigue funcionando como si fuera ayer, por supuesto, con las mismas comodidades que antaño, y uno de sus principales atractivos, además de las vistas que se consiguen capturar al llegar al destino, es que al ser de pinza fija, hay que lanzarse con rapidez al interior que dispone únicamente capacidad para dos personas de pie.
A la vista de la mayoría de los telecabinas de hoy en día, el paseo en el del Sassolungo es un viaje a los "tiempos modernos" de antaño
Desde la base en el llamado Passo Sella, la góndola supera 493 m de desnivel hasta llegar al refugio Demetz a 2.685 m sobre este mítico pico de los Dolomitas. A pesar de que haya quien piense que ya sería hora de sustituir esta antigualla por alguno de última generación, el telecabina del Sassolungo resiste el paso del tiempo en buena forma y opera con total seguridad y con la misma eficacia que el primer día, ya que en realidad, funciona con mecanismo de lo más simple, un sistema de cable al que están sujetas las cabinas.
Curiosa y divertida la manera de abordar el telecabina del Sassolungo
Por ese motivo, las góndolas no reducen su velocidad ni en la estación de subida ni en la de bajada así que hay que pillarlas al vuelo y estar atentos si se quiere uno subir a ellas. Para facilitar la entrada, las puertas no están en los laterales como suele ser en todas las telecabinas conocidas, sino que el acceso es a través de una puerta trasera a la que hay que perseguir para llegar al interior. Un operario sigue la evolución del embarque con el fin de asegurar que todo se realiza correctamente y cerrar las puertas de manera manual.
La góndola del Sassolungo solo está operativa durante la temporada de verano
La salida al llegar a la cumbre es igualmente compleja y hay que saltar hacia atrás por su única puerta trasera mientras la cabina sigue a su velocidad de 2 metros por segundo. Otro operario está al tanto del desembarque que aparte de algún pequeño tropezón si no se está atento, y aunque resulta extraño por el escorzo que hay que realizar, no tiene mayor dificultad aunque no está exento de emoción y sobre todo, hay que reconocer que resultan tanto la entrada como la salida un tanto cómicas y producen casi siempre hilaridad en todo el personal incluidos los usuarios de este curioso artefacto elevador.
Fuente: Ross Edgar/The Gondola Project
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