Un día de escándalo en La Molina
Miguel Soto en La Molina. Foto Oriol Molas
El lunes el Pirineo oriental se levantaba de blanco inmaculado. Un temporal de nieve de origen Mediterráneo dejaba más de un metro de nieve a partir de la cota 1.900, y de casi dos metros en la cota 2.500. La “llevantada” se convertía de facto en una nevada "histórica" y "alucinante". Así es como la definieron vía redes sociales las estaciones de esquí del dominio Alp2500 (La Molina y Masella). Con este panorama era un requisito inevitable visitar La Molina ayer miércoles. El día no podía presentarse mejor: sol, cielo de azul intenso, un metro de nieve polvo virgen esperando y viento en calma. Uno de esos días en los que subiendo a pistas te sientes feliz y privilegiado. Así pues, el martes por la noche unos cuantos incondicionales de la nieve nos coordinamos para subir a La Molina. Así sucedió y así nos fue.
Observando los fuera pistas de Els Coms i el Sitjar de La Molina (Foto: Ivan Sanz).
A las 9 de la mañana nos presentábamos en la entrada del telesilla Roc Blanc, todavía en la sombra, con su operario en Manolo aún retirando la nieve de las sillas y bajando los asientos. Unos minutos después ya nos encontrábamos a punto de iniciar bajada por los laterales de nieve virgen de la pista Costa Rasa. Comenzaba la primera bajada de un circuito de pistas para estrenar la nieve polvo precipitada 48 horas antes. El paisaje no podía ser mejor: blanco en el horizonte, miraras donde miraras, el bosque de pino negro rebosante de nieve, cielo azul y aire en calma. Y buena compañía. Me acompañaron en la jornada de esquí los Jordis, Miguel Soto y más tarde se añadirían Oriol Molas, Lucas y David.
Observando la montaña de La Tosa des del itinerario Vilalta (Foto: Ivan Sanz).
La esquiada se convirtió en un sucesivo de descensos que nos permitían el acceso de los telesillas Cap de Comella y Roc Blanc, ya que el resto de remontes ayer continuaban cerrados por el riesgo de aludes. Así que los fuera pista del sector de Els Coms, Sitjar, Costa Rasa y Moixeres se convirtieron en el escenario perfecto para generar adrenalina blanca. Ayer, si nos pinchaban no habría salido ni una gota de sangre, sino una nube de nieve polvo, al igual que cuando un esquí derrapa sobre la nieve virgen. Como no podía faltar en una ocasión así, a la buena compañía de la esquiada se añadieron las fotografías y los vídeos, y es que una jornada de esquí así requiere dejar constancia. Ya se sabe, era día para equiparse con todo de aparatos tecnológicos para la ocasión: teléfonos, cámaras, Go-Pro o de otras marcas, todas las apps del mundo de la nieve en marcha y la vista puesta como un radar observando rincones de nieve virgen por estrenar.
Por la antigua pista El Sitjar, entre las cotas 1.700 i 1.500. ¿Bajamos por allí? (Foto: Ivan Sanz).
Sólo deciros que las horas pasaron deprisa, y que al final del día lo habíamos esquiado todo, absolutamente todo. Desde la Nevera de Cap de Comella al itinerario Vilalta o la pala sur de Cap de Comella. ¡Os puedo asegurar que donde había una posible línea de nieve virgen para estrenar ya nos ocupamos de dejar allí nuestra huella !.
Disfrutando de los trazados de nieve virgen de la antigua pista Sitjar de La Molina (Foto: Ivan Sanz).
Y sí, las horas pasaron rápido, demasiado. Al terminar la esquiada la sensación de sentirse un privilegiado nos invadía a todos. Para algunos fue un día histórico, para otros un día de éxtasis y para mí un día de escándalo, un día de esos que sabes que cuestan de olvidar. Ayer La Molina estaba impresionante, en La Molina ayer vivimos un día de escándalo.
Un esquiador disfrutando de los trazados de nieve virgen de la pista Costa Rasa de La Molina (Foto: Ivan Sanz).
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