La elección de Pekin como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 hace poco más de una semana está trayendo cola y no son pocos los que se cuestionan que saliera adelante esta candidatura frente a su rival kazajistana. El principal punto de la controversia está en un pequeño detalle. En realidad, no tan pequeño, y es que en la capital china no nieva prácticamente nunca.

 

 

 

Esta ciudad milenaria del Lejano Oriente y las regiones de Zhangjiakou y Yanqing donde se celebrarán las pruebas alpinas no se caracterizan precisamente por las abundantes nevadas, un inconveniente que si se trata de celebrar unos juegos de invierno no es precisamente para no tenerse en cuenta. 

 

Los chinos no parecen muy preocupados con el asunto, y es que si alguien es capaz de sacar nieve de algún sitio sin que la haya, ese es este pueblo que ya fue capaz de inventar cosas tan útiles como la tinta y otras no tanto como la pólvora pero que con lo meticulosos que son, si se ponen...

 

 

 

Algunos supondrán, no sin cierta razón, que la cosa está en poner cañones de nieve y todo listo, que estos orientales capaces son de ponerlos a lo largo de toda la muralla china, que para algo están en el Top Ten de las grandes potencias industriales (y de las otras). El problema está, al parecer, en otro pequeño detalle. Resulta que Pekín, o Beijing como se dice ahora, y sus subsedes de Zhangjiakou y Yanqing no son precisamente lo que se dice ricas en agua ya que las precipitaciones brillan por su ausencia en la región y más bien escasea. 

 

 

Un pequeño gran inconveniente, si bien China posee la tecnología y el poder económico necesarios, el asunto alberga muchas dudas. Así que, recapitulando, la recién escogida sede de los Juegos dispone de una buena infraestructura para acoger todas las pruebas que se celebren bajo techo, tan solo tendrá que adaptar algunos de los complejos que se construyeron para los juegos de verano en 2008, pero carece de lo principal para los de invierno ya que allí a la nieve ni se la ha visto (raramente) ni se la espera. 

 

Lugar de China destinado a las pruebas olímpicas de alpino. Foto 

 

Con todo esto, si por una parte ya está solucionada en buena medida la organización de un espectáculo deportivo de esta magnitud, queda el problema medioambiental que supone carecer de la materia prima para fabricar nieve y suministrar agua a las cercanas Zhangjiakou y Yanqing que en la práctica ya sufren severas restricciones de su suministro. 

 

Veremos cómo acabará, aunque tal como se las gastan en tan lejano y milenario país, yo voy a ir ahorrando para ver si pillo billete a Pekín para el 2022 por si acaso, ¿no os parece?

 

Zàijiàn (再见)

(hasta la vista) 

 

 

Fuente: The Guardian (UK)
 

 

 

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