Se encuentran con el cable de una pisa-pistas y se salvan de milagro cuando hacían Skimo nocturno
En la imagen, unos esquiadores hacen travesía nocturna. Foto: Corbis para Traveler
Wed, 01/03/2017 - 16:22
La práctica del esquí de montaña (Skimo) nocturno puede entrañar graves peligros por lo que son muchas las estaciones de esquí que lo prohíben. En este vídeo, unos esquiadores se encuentran de repente conel cable de una pisa-pistas que suponía un serio riesgo para sus vidas
Desde hace un tiempo, la polémica sobre si se debe permitir el esquí de montaña o travesía nocturnos dentro de los dominios esquiables de las estaciones está en el debate diario de muchos practicantes de los deportes de invierno. Muchos son los que defienden la libre circulación por las montañas sin tener en cuenta los riesgos que ello representa.
La inmensa mayoría de los centros invernales prohíbe la práctica al caer la noche de esta modalidad de randonnée bajo las estrellas. Las causas son evidentes: el peligro que entraña para los propios esquiadores que se aventuran a hacerlo, sobre todo las noches de luna llena, una moda que se ha extendido en los últimos años a raíz de la explosión del freeride como alternativa (supuestamente) más montañera y ecológica que el esquí alpino tradicional.
Precisamente uno de los mayores peligros para los randonneurs son las máquinas pisa-pistas que, al cerrar las pistas de la estación y con las últimas luces del día salen a hacer su trabajo para dejar los descensos de las estaciones en perfecto estado para una nueva jornada la mañana siguiente.
Para muestra un botón, en este caso un vídeo que el pasado fin de semana grababa el "Skimo" José Antonio Montarroso Avellano durante su paseo con unos compañeros al anochecer por una conocida estación de esquí del Pirineo Catalán. Sólo la fortuna evitó un grave accidente con el cable que sujetaba una ratrack a una pilona mientras peinaba las pistas de mayor pendiente.
Afortunadamente todo quedó en un susto, pero valga la experiencia que José Antonio nos ha cedido en exclusiva como advertencia —real— de lo peligrosas que son estas salidas nocturnas que, repito, están prohibidas por las estaciones de esquí —no sin razón mal que nos pese— dentro de sus dominios por el alto riesgo que suponen.