En Masella y La Molina aún confían en un buen repunte del esquí si se recupera la movilidad
Las pistas de La Molina abiertas, pero con escasos esquiadores a pesar de las fechas.
Fri, 25/12/2020 - 03:12
Las dos estaciones de la Cerdanya dan por perdida la campaña de Navidad y durante estos 15 días intentarán sobrevivir como se pueda.
La estación de esquí de Masella ha alertado este jueves sobre el impacto económico que tiene para el sector el confinamiento perimetral de la comarca de la Cerdanya, que se alargará, como mínimo, hasta el día de Reyes.
Las tiendas de esquí Masella y de la vecina La Molina dan por perdida la campaña de Navidad y durante estos 15 días intentarán sobrevivir como se pueda, con el cliente de la propia Cerdanya y el que ya se haya podido desplazar antes del confinamiento porque tiene una segunda residencia.
El director ejecutivo de Masella, Sergi Tarrés, lamenta en declaraciones a la Agencia Catalana de Notícies (ACN) que ellos tengan que pagar las "consecuencias" cuando todas las estaciones de esquí catalanas acordaron abrir el 14 de diciembre para frenar la movilidad en el Pirineo durante el puente de la Purísima.
Por aquellas fechas, e incluso antes, Masella ya podía haber abierto sus pistas y de hecho estuvo planteándose, pero finalmente se alineó con el resto de las estaciones de esquí catalanas para abrir todas al mismo tiempo.
Trabajadores vinculados al sector de la nieve, como las escuelas de esquí, han asegurado que las nuevas restricciones los abocan "a la ruina" y criticaron que las ayudas anunciadas por el Gobierno solo han tenido en cuenta dos semanas de cierre y no la facturación real de este periodo, que equivale a tres meses.
En las dos pistas de alpino de la Cerdanya, como en las dos del Ripollès -Vall de Núria y Vallter 2000-, la otra comarca cerrada perimetralmente, desconocen quién irá a esquiar y como cerrarán este periodo, que supone hasta el 40 por ciento de la facturación de la temporada de invierno.
Si bien la situación de Masella es distinta a las otras tres -es la única privada mientras que las demás son públicas- el director de la escuela de esquí de La Molina, Eddy Breitfuss, recuerda que estas restricciones se suman a que la temporada pasada se acabará un mes antes de lo habitual, con lo que asegura que han sido ocho meses sin poder facturar.
Breitfuss lamenta que "de la noche a la mañana se ha ido todo al traste" y asegura que muchos turistas han decidido marchar "precipitadamente". En la escuela de La Molina, solo hay dos profesores trabajando una hora o dos al día cuando, en un año normal, habría cerca de medio centenar y, a pesar de ello, hay más pérdidas que beneficios.
Según Eddy Breitfus, los instructores de la escuela “son fijos discontinuos y muchos de ellos no se han podido incorporar”.
El malestar es amplio y el responsable de la tienda Pertot, situada al pie de la estación de esquí de La Masella, Jordi Ventura, considera que: “El impacto del cierre perimetral será nefasto para los próximos quince días. Cuando se supo la noticia -explica- y aún sin conocer los detalles, recibimos un alud de correos electrónicos para cancelar las reservas del alquiler de esquís y de la escuela de formación”.
Según explica Ventura, las reservas se habían animado en los últimos días, tras el anuncio de la medida que permitía a una burbuja familiar desplazarse a un hotel de la zona. “La gente tenía ganas de esquiar y, de hecho, la semana pasada, de lunes a jueves, tuvimos una muy buena asistencia a la estación”, remarca el detallista. Las previsiones indicaban que la campaña de Navidad “iba a ser mínimamente aceptable”.
Sin embargo, el cierre perimetral supone un golpe muy duro para las estaciones de La Cerdanya. “Por nuestra parte, damos la temporada de Navidad por perdida, si facturamos un 10% de lo que solemos hacer otros años, ya será mucho”, se lamenta Marc Miró, responsable de la tienda familiar Eustaqui Esport, situada en la estación de La Molina.
La tienda asegura trabajar, esencialmente, con el cliente “de un solo día”, que ahora no se podrá desplazar a la zona hasta, como mínimo, el 7 de enero. “Como mucho, podremos atender al cliente de segunda residencia que tenga que cambiar sus esquís, botas o traje, pero tampoco son muchos porque la mayoría ya están bien equipados”, declara Miró.
A pesar del mal momento, negocios y estaciones se agarran a la esperanza de que en el momento que se recupere la movilidad habrá un boom en la práctica del esquí y se intentan consolar: “Tenemos que plantearnos la Navidad como si no hubiera nevado y empezáramos la temporada en enero”.
Por otra parte, las estaciones de nórdico de Lles y Aransa han decidido cerrar por el confinamiento perimetral de la Cerdanya.
En el caso de Guils Fontanera, continúa abierta sólo para hacer raquetas. Mientras, Masella también ha anunciado que cerrará este 25 de diciembre y que volverá a abrir para San Esteban.