Hemos vivido una experiencia completa en una intensa jornada que se inició de madrugada y donde se mezclaron la práctica del esquí con el deleite de sabrosos platos en un desayuno gourmet y una cena degustación al ritmo de gaitas gallegas.

Es sábado y son las 6 a.m., suena el despertador, es hora de levantarse, hemos quedado poco más allá de las 7 a.m. en el telecabina de El Tarter. Un grupo de unos 30 esquiadores y responsables de la estación nos reunimos, breve café y zumo, es hora de coger el telecabina, una vez arriba, un espectáculo ver la salida del sol, los primeros rayos iluminan las cumbres entre nubes perezosas, algunos nervios en los esquiadores... El nuevo director de competición de Soldeu El Tarter Santi Lopez empieza su charla explicativa, la gente revisa sus esquís y botas, saben que llega un momento especial... 

Con las primeras luces del día nos enfrentamos a la pista con más adrenalina de Grandvalira, la pista Àliga.

Toca coger el telesilla para llegar hasta la salida de la emblemática pista Àliga, los esquiadores miran la estatua emblema que preside la pista, saben que no se trata de una pista más, la nieve está dura, alguna explicación más y llega el momento del primer descenso.

La primera bajada se hace en diferentes etapas, la pista está muy bien pisada pero muy dura, hay que tomárselo con calma, en cada parada Santi nos explica las dificultades de ese punto de la pista y como las superan los corredores de la Copa del Mundo, seguimos bajando, todos de una forma tímida como probando el terreno y a los otros esquiadores. Llegamos a la curva final, recordamos la caída de Lindsey Vonn, donde se rompió y finalizó temporada, tenemos respeto por la pista, está dura, si lo hemos dicho antes, pero está durisima, seguimos y llegamos al final, es momento de volver a coger la silla.

La siguiente bajada va a ser muy diferente, el sol ilumina la pista y la temperatura en un sábado primaveral sube, la pista se calienta, un poco, lo suficiente para salir volando por la única pista de descenso de Andorra, ahora ya no hay timidez, solo hacemos una parada y cada uno prueba sus límites, es hora de correr, la pista te lo pide, estamos disfrutando. Una gran experiencia.

Después de dos horas de esquí recorriendo la pista de Copa del Mundo con Santi López, llega el momento de reponer fuerzas y vamos camino de Soldeu, descendemos la pista Gall del Bosc a toda pastilla, -toda para nosotros- hasta el pie de Soldeu donde volvemos a sorprendernos al ver la nueva plataforma pie de pistas de la pista Avet, la verdad ha quedado bien. Nos subimos al telesilla y llegamos justo en la cima de este, al lado ya tenemos el restaurante la Cabana. Tenemos hambre, y no nos defraudan, nos espera un espectacular desayuno de cuchillo y tenedor con el mejor huevo del mundo como ingrediente estrella, eso sí con las botas puestas, "comme il faut". Degustamos caldo de gallina vieja, embutidos artesanos de gallo de corral, fuet, chorizo, piruletas de pularda con miel y mostaza, huevos fritos con ralladura de trufa de Tartuflangue y queso y membrillo artesano...

Ha pasado una hora y media y hemos repuesto las fuerzas... incluso demasiado, es momento de continuar con el esquí en este gran dominio. Día libre en pistas con ambiente primaveral y nieve que se deja esquiar. Ya será por la tarde noche cuando tendremos una cita en la zona VIP del afamado bar del après-ski L'abarset, está lleno muy lleno, es increíble la gente que atrae este lugar, los jóvenes tienen ganas de marcha. Y como colofón, horas más tarde llegará una cena degustación capitaneada por el chef gallego Gerson Iglesias, pero eso os lo contaremos luego.

 

 

Martin Berasategui, el chef con más estrellas Michelin de la Península y Amancio Ortega, magnate de la moda, fundador y accionista del grupo Inditex, son dos enamorados de los huevos ecológicos de una pequeña aldea de Pontevedra. El primero paga 2 euros por cada huevo y es un ingrediente que ofrece gran versatilidad dentro de sus cocinas de alto standing. El segundo, ha introducido el huevo y otros productos que elabora David Sueiro (Galo Celta) en los comedores de las sedes de Inditex, ofreciendo estos alimentos a cerca de 10.000 empleados del imperio de la moda española.

 

 

 

Si existen unos huevos de oro son los que salen de la explotación avícola de David Sueiro, un gallego emprendedor y artesano que ha aplicado una filosofía romántica recuperada de los antepasados, los de nuestros abuelos. “Las aldeas se estaban despoblando, los gallos de corral (de mos) estaban prácticamente extinguidos y simplemente hemos recuperado los métodos de antes”, explicó. “Nos movemos en las premisas de velar por el bienestar animal, no contaminar y, por tanto, producir de forma sostenible desde el inicio hasta el final del proceso. No trabajamos con plásticos, lo hacemos todo a granel”, añadió. 

Las aves de David Sueiro viven en libertad y se alimentan de forma saludable y natural por los campos de Vila Cruces, la localidad de Pontevedra donde se ha instalado Galo Celta. 

 

 

 

Y del desayuno con el ‘marisco del interior’ con los huevos de Galo Celta al marisco de mar con la celebración de la cena en el restaurante L’Arrosseria del sector El Tarter de Grandvalira, a más de 2.100 metros de altitud. Al frente de los fogones, Gerson Iglesias finalista del Foro gastronómico de La Coruña 2019 y chef del programa Come a Comarca de la Televisión de Galicia con el equipo de Soldeu El Tarter dirigido por Xavi Solé.

 

El menú degustación consistió en: huevo de cresta de gallo, vapor y hielo, navaja glaseada con salsa de asado, viera, habas con almejas, huevo con caviar, ostras de gallo, castaña y arándanos y flan con nata al albariño. Todo ello maridado con excelentes vinos gallegos con denominación de origen Ribeiro, Valdeorras, Ribera sacra y Rias Baixas. 

 

Estamos llenos pero satisfechos, son casi la una de la madrugada, toca bajar, cogemos el telecabina y nos vamos al hotel, estamos cansados, mañana hay esquiar. Buenas noches.

 

 

Próximas jornadas del Snow Club Gourmet