A pesar del condicionante que supone el potente anticiclón, que está privando la entrada de nuevas perturbaciones y por ello la posibilidad de nevadas, las estaciones de los Pirineos están consiguiendo mejorar el estado de pistas, en número y espesores.

La entrada de aire frío del continente y las potentes redes de innivación de la mayoría de las estaciones del Pirineo son la clave para que muchos centros invernales estén mejorando día a día sus partes de nieve. Una de estas estaciones es Masella.

Aunque resulte repetitivo seguimos teniendo encima un fuerte anticiclón de bloqueo que actúa como barrera en toda la Península Ibérica, provocando nieblas en el interior, pocas nubes al largo de todo el día y muy pocas posibilidades de precipitaciones.
 

La intención de las estaciones de esquí de Nieve de León (San Isidro y Valle de Laciana-Leitariegos) era alcanzar los 150 días de esquí esta temporada y que se pueda esquiar hasta el 28 de abril de 2019. Quizás se podrá conseguir prolongar la temporada hasta esta fecha, pero lo que es seguro es que ya no se podrá alcanzar el objetivo anunciado por la Diputación de León a principios de octubre de 2018.

Es una de estas temporadas donde algunas inversiones realizadas adquieren el mayor de los sentidos y actualmente no disponer de modernos equipos de producción de nieve significa perder en algunos casos un 40% de los ingresos si le sumamos el Puente de la Purísima/Inmaculada, pensando en que vaya a nevar o a tener condiciones para fabricar nieve en enero.

La práctica del esquí nunca ha estado exenta de riesgo, pero ir a esquiar por la Collada de Toses le añade un plus de peligrosidad.

Este tramo de 62,2 kilómetros de longitud de la carretera Nacional 260, que discurre entre Ripoll y Puigcerdà, es una de las vías principales para ir a esquiar a las estaciones de la Cerdanya, Andorra y el Pirineo francés y resulta que es el tercero de España en siniestralidad, según ha revelado el RACC.