No ha sido la Semana Santa soñada por los comerciantes, hoteleros y demás empresas que viven del turismo en Andorra. El hecho de que la festividad haya caído tarde en el calendario (el año pasado fue casi un mes antes), ha perjudicado la afluencia turística, ya que la oferta de esquí, principalmente las condiciones de la nieve, no era tan buena como la de hace unas semanas. Y buena parte del turista ya tiene la vista puesta en la playa. A pesar de todo, el balance se considera bueno por los operadores.