Hay decisiones que por su importancia o su repercusión traen consecuencias muy distintas a las esperadas. Si lo que empezó siendo un claro ejemplo del "aquí mando yo" en un intento de poner firmes a una serie de actores socioeconómicos y empresariales que al parecer hizo gozar a su protagonista de un momento de gloria, está trayendo no poca cola y ya veremos si no acaba siendo un jarro de agua fría sobre su propia cabeza por lo que cuanto menos, ha sido una gran imprudencia política. 

 

Sí, me referio a Ada Colau y su famosa patada en salva sea la parte a la candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos de Invierno 2026. En una decisión unilateral y sin consenso, la flamante nueva alcaldesa de esta ciudad, puso fin y del revés la iniciativa sin tener en cuenta a los demás interlocutores, lo que ha sentado aún peor por las formas que el propio hecho en sí.

 

 

En la Cerdanya, una de las partes implicadas, la falta de diálogo de la Colau ha sentado como un tiro, vamos. A pesar de ello, y porque creen en la viabilidad del proyecto, son muchos los que piensan en que llegue a buen puerto, sobre todo tras la noticia de que la oposición, de la mano de Convergencia, ERC y el PSC, ha forzado un pleno municipal en el que pide a la alcaldesa que se lo replantee y que vuelva al diálogo entre todos los implicados.

 

 

Es en esta comarca del Pirineo donde mayor expectación hay con el asunto ya que son muchos los que no están dispuestos a tirar la toalla y quieren al menos discutir entre todos si sigue adelante la candidatura o no, pero no de la manera como desde el consistorio barcelonés se ha gestionado tan importante asunto. Así lo manifestaba Ramón Moliner, alcalde de Alp y presidente del Consell Comarcal de la Cerdanya con estas palabras “si después de hablarlo con todas las personas implicadas, la decisión fuera negativa, no nos gustaría pero deberíamos aceptarlo”.

 

 

El Consell, que  era uno de los impulsores de la candidatura, ha enviado una carta a Colau en la que pide diálogo antes de tomar cualquier decisión, sin que de momento haya habido respuesta ni si la va a haber. Según el propio Moliner, la organización de unos Juegos de estas características va mucho más allá de las pruebas olímpicas y supondrían para la Cerdanya, donde se celebrarían buena parte de las pruebas, un impulso económico de efectos muy positivos y no solo para para esta parte del Pirineo si no para toda Catalunya.

 

 

La razón es clara, el turismo es el principal motor económico de la zona y los deportes de invierno como el esquí son, en la práctica, la gasolina que permite que ese motor funcione. “Organizar unos juegos te coloca en otra liga”, asegura Moliner, por lo que los impulsores del proyecto entienden que se puede estar perdiendo una ocasión única para dar un salto cualitativo y situar el Pirineo Catalán entre los grandes centros invernales a la vez que impulsaría otros deportes minoritarios como el curling, los saltos de esquí o los deportes de hielo.

 

 

Las dificultades e inversiones que supone llevar a cabo la organización de un evento de tal magnitud son asequibles según los firmantes de la carta a la edil barcelonesa, en la que piden el diálogo que esta les negó con el sonado carpetazo olímpico que aún retumba por todo el Pirineo. 

 

Tanto es así, que a la iniciativa ceretana se han unido también las comarcas del Alt Urgell y el Berguedà mientras que el alcalde de Lleida ha empezado una serie de movimientos sobre un posible relevo de la Ciudad Condal para presentarse a los JJOO y ha lanzado voces que su vecina Zaragoza, parece haber escuchado y no sería raro oír hablar de que se estableciera el diálogo entre el Pirineo catalán y el aragonés ante el abandono unilateral de la que ya fuera en su día ciudad olímpica.

 

 

La ciudad de Lleida, pieza clave del futuro olímpico del Pirineo, es la puerta que abre el Valle de Arán que, aunque siempre escéptico con la candidatura, tampoco la veía con malos ojos y ahí sigue, esperando los movimientos de unos u otros y ya dirá en su momento lo que tenga que decir, que no será poco ni de poca enjundia. 

 

 

El Turismo, representado por Nùria Vidal, vicepresidenta de l'Associació d'Hotels i Càmpings de la Cerdanya, lamentaba el portazo al diálogo del consistorio barcelonés ya que lo juegos suponían situar a esta comarca catalana dentro del mapa internacional del recreo deportivo, una oportunidad histórica para el desarrollo de este y otros territorios del Pirineo Oriental. “Queremos por lo menos hablar del tema; ya había mucho trabajo hecho y ahora no es tan fácil rechazar sin más”, manifestaba la portavoz de este importante sector empresarial.

 

 

Si bien es cierto que el proyecto de la candidatura olímpica no acababa de gustar a todos, el sentimiento de agravio por parte de la alcaldesa de Barcelona y su equipo de gobierno es unánime. Algunos sectores del mundo rural y de defensa del medio ambiente miraban con recelo los supuestos beneficios y se mostraban preocupados por el impacto que supondría realizar los juegos de invierno en la región pero reconocen que, "cuanto más turismo, mejor”, según palabras del portavoz de Unió de Pagesos, Marc Llombart. “Siempre hay alguien que no lo ve bien, pero la mayoría tiene claro que somos una comarca que vivimos del entorno natural, del deporte… del turismo, en definitiva", subrayaba, a lo que Ramón Moliner replicaba que los primeros interesados en la preservación del medio ambiente, una prioridad del proyecto olímpico, era el propio Consell.