Es el segundo oro de Odermatt en estos Mundiales, tras imponerse en el descenso. Si entonces dijo que la victoria fue "alucinante", hoy ha dicho: "ha sido otro día perfecto".

 

El esquiador suizo de 25 años forjó su victoria en el gigante al cubrir las dos mangas en la larga, técnica, dura y exigente pista L'Eclipse de Courchevel -con salida a 1.730 metros de altitud y un desnivel de 450- en un tiempo ganador de dos minutos, 34 segundos y ocho centésimas, 32 menos que Meillard; y con 40 de ventaja respecto a Schwarz, líder tras la primera manga -por delante del flamante campeón- y que se conformó con el bronce.

 

 

"La sensación, en comparación con el domingo, cuando gané el descenso, es diferente", comentó, al canal de televisión Eurosport, Odermatt, que la semana pasada, cuando partía entre los candidatos al triunfo, se tuvo que conformar con el cuarto puesto en el supergigante.

 

"La emoción después de ganar el descenso fue tremenda, porque no contaba entre los grandes favoritos. Hoy no ha sido fácil, pero me había quitado mucha presión de encima, porque ya tenía una medalla de oro. En ese sentido, sí que ha sido más fácil hoy", añadió Odermatt tras confirmarse en la cima del esquí mundial.

 

Es el segundo ‘doblete’ al unir este nuevo título al olímpico de la disciplina que había festejado el año pasado en los Juegos de Pekín e iguala a Pirmin Zurbriggen, quien ganó el supergigante y el descenso en los campeonatos mundiales de su casa en Crans-Montana en 1987.

 

Odermatt es el claro dominador del slalom gigante en el circuito de la Copa del Mundo, ganando cuatro de los cinco eventos en los que compitió esta temporada. El esquiador suizo está en camino de revalidar también el título general de la Copa del Mundo, que ya ganó el año pasado.