Los bomberos del norte de Nuevo México trabajaban bajo un apocalíptico cielo anaranjado mientras los vehículos salían en tropel de la estación de esquí de Angel Fire para intentar evitar las llamas.

 

Sucedía este miércoles, cuando el incendio forestal más grande de los EE. UU. se estaba extendiendo hacia las ciudades turísticas de montaña en el norte de Nuevo México, como Taos, lo que llevó a las autoridades a emitir advertencias para que los vecinos evacuaran sus casas.

 

Mientras los residentes evacuaban, las llamas atravesaban los bosques secos y los bomberos trataban de proteger las casas de un incendio que ha quemado un ya más de 70 kilómetros de largo hasta las montañas Sangre de Cristo en poco más de un mes.

 

 

En peligro inmediato estaba el pueblo de Chacón, donde los residentes se quedaron para defender viviendas que han estado en sus familias desde las concesiones de tierras hispano-mexicanas de la década de 1820, cuando el área aún no formaba parte de Estados Unidos.

 

 

El llamado incendio del Cañón Hermits Peak Calf ha destruido bosques y cuencas utilizadas por agricultores y pueblos ganaderos indohispanos que han dependido de ellos durante siglos para la tala, la leña y el riego.

 

Ahora amenaza los bosques donde las tribus nativas americanas Picuris Pueblo y Taos Pueblo han cazado y recolectado materiales de construcción durante unos 1.000 años.