Esta temporada, además, La Molina celebra el 75 aniversario de la instalación del primer remonte mecánico y, por este motivo, ha preparado una serie de eventos, competiciones, carreras y eventos para todos.

 

La Molina, a tan sólo 150 kilómetros de Barcelona ya 20 kilómetros de Puigcerdà, está diseñada para todos los públicos: no sólo es el destino ideal para esquiadores y snowboarders, con sus 68 kilómetros repartidos en 63 pistas, sino que también es el escenario perfecto para todas aquellas personas que les gusta disfrutar de la nieve sin tener que calzarse los esquís o subir a una tabla de snowboard.

 

 

En este sentido, pues, la estación de la Cerdanya pone al alcance de los visitantes un amplio abanico de actividades alternativas, entre las que destacan las excursiones con máquinas pisanieves, que brindan sensaciones únicas e inolvidables, admirando el paisaje que rodea la Molina; los circuitos señalizados para hacer salidas con raquetas de nieve para descubrir el fantástico entorno natural del Pirineo; así como las rutas en trineos o segways. Además, los visitantes tienen la posibilidad de vivir la llamada experiencia 360 de La Molina, para aprender a conducir sobre la nieve y el hielo o bien participar en una carrera de karts.

 

 

La estación también está pensada para los pequeños, que pueden jugar en las dos pistas de tubbing de La Molina, una ubicada en la zona familiar de la pista El Bosquet y la otra al Coll de Pal, o el parque de aventura en los árboles, el cual cuenta con un circuito por los árboles con tirolinas, puentes tibetanos, puentes colgantes, saltos de Tarzán, entre otros.

 

La Molina, además, dispone de propuestas donde relajarse y desconectar de la rutina, como la zona de chill out de la cafetería Costa Rasa, donde se puede disfrutar de un paisaje impresionante, o las cenas en el Nido del Águila , refugio situado en la zona más alta de la estación, en la cota 2.500. Una vez arriba, los visitantes disfrutan de espectaculares vistas de los valles de La Cerdanya, Berguedà y Ripollès, un lugar inmejorable para ver la puesta de sol y después de una buena cena hacer una bajada nocturna con la luz de las antorchas.