Las estaciones de esquí de Les Gets y La Clusaz (Alta Saboya) y Les Diablerets Villars-sur-Ollon (en el cantón suizo de Vaud) han sido el objetivo de actos de sabotaje de sus cañones de producción de nieve entre final de 2022 y este principio de 2023.

 

En todos los casos, el vandalismo ha consistido en causar daños en los propios dispositivos de innivación o en las conducciones para abastecerlos de agua, hasta el punto que las autoridades, sin señalar todavía a nadie, investigan si se puede tratar de actos de protesta contra los sistemas de innivación artificial promovidos por grupo o plataformas de activistas climáticos.

 

Uno de estos ataques se produjo en las dos últimas noches del año 2022 en la estación de Villars-sur-Ollon, donde dos cañones fueron inutilizados por desconocidos, y del 2 al 3 de enero se produjo un incidente similar en la contigua zona de esquí de Diablerets, contra tres aparatos de este tipo y varios cables de alimentación eléctrica.

 

La policía cantonal de Vaud, la zona afectada y uno de los destinos más populares para los esquiadores en Suiza, investiga unos incidentes que se asemejan a otros ataques sufridos en zonas de montaña de la vecina Francia, en algunos casos reivindicados por el movimiento ecologista global "Rebelión contra la Extinción".

 

En el caso de Francia, los cañones de nieve fueron vandalizados en La Clusaz, más precisamente en el sector de Crêt du Merle, en la noche del 6 al 7 de enero de 2023.

 

 

El Ayuntamiento presentó una queja ante la gendarmería de Saint-Jean-de-Sixt. El costo de la restauración se estima en "unos pocos miles de euros".

 

El alcalde de Haut-Savoyar considera "estas degradaciones lamentables y condenables. La nieve artificial nos permitió lanzar la temporada de esquí en diciembre y mantener la rotación de los remontes en un nivel aproximadamente equivalente al de 2019. Esto nos permitió mantener el empleo de 150 empleados de la estación, 200 instructores pudieron dar cursos y la actividad económica en la estación fue notable".

 

 

Con su proyecto de embalse, La Clusaz es objeto de muchas críticas. El municipio quiere instalar una lámina de agua de casi 150.000 m³ en la meseta de Beauregard, a una altitud de 1.500 metros, que suministrará a los habitantes agua potable, pero también producirá nieve artificial (objeto de discordia).