Invadidos por la nieve
Refugio de Respomuso, fuente Fam.es
La familia Abajo no había visto nunca nada parecido en los 20 años de vida del refugio de Respomuso. Desde su inauguración en octubre de 1993, jamás hubo tanta nieve en la instalación situada a 2.231 metros de altura. Javi Abajo, uno de los guardas, relata la situación en la que se encuentra el refugio. "Desde que estoy trabajando de guarda hace 20 años, nunca había nevado tanto. ¡Esto es impresionante!". Regenta el refugio junto a su hermano Dani y el popular Ursi, su padre.
Respomuso está enclavado en el espectacular circo de Piedrafita, a la sombra de tresmiles como los Arrieles, Palas, Frondiellas o el Balaitous. "En el jalón tenemos ahora una profundidad de 3,70 de nieve. Pero hay lugares con mayor grosor, mientras que en las cimas de la Llana Cantal y Tebarray apenas hay nieve porque se la ha llevado el viento".
El acceso hasta el refugio es muy complicado en estos momentos. Cuando suba la temperatura, el riesgo de aludes será latente. "Desde las Navidades no ha aparecido por aquí ningún montañero. Ahora llegará la hora de realizar travesías bonitas con esquís de montaña", afirma Abajo.
En la parte más oriental del Pirineo aragonés se encuentra el refugio de Estós. A más de 2.000 metros de altura, Joaquín Sánchez, más popularmente llamado Joaquiné, lleva un mes de febrero muy tranquilo. Los clientes han brillado por su ausencia. "En mes y medio ha venido por aquí un grupito de montañeros. No hemos visto a nadie más". Sánchez se turna cada semana con un compañero. "Ahora me encuentro solo siete días en el refugio. Accedemos con esquís de montaña desde la carretera. Si no hay huella, cuesta llegar hasta cuatro horas", valora el guarda.
Valle de Estós
Como en Respomuso, en Estós está siendo un buen año de nieves;
"Lo normal es que tengamos un metro o 1,30 centímetros. Pero hemos llegado a tener 2,65 de espesor. No es normal que haya tantos días seguidos con mal tiempo. El miércoles fue el primer día despejado y subió la temperatura a cuatro grados", dice Joaquiné.
Las caras norte están peladas de nieve y las sur cargadas. "Aquí suele soplar el aire de norte, lo que en Benasque se denomina la Gabacha", dice. En Estós hay cuatro puntos señalizados con peligro de aludes. "Una es la cara sur de Seil de Baquo y otro, el barranco de Gias. El tercero, cerca del Turmo y, el último, desde Mondidiego hasta Batisielles".
El ejercicio más habitual del guarda estos nevosos días es palear. "Aquí lo más frecuente es palear para entrar al refugio, para ir a la leñera, la butanera o la turbina. Andas un poco y te hundes hasta la cintura. La terraza tenía dos metros y había que palear para que entrara la luz en la cocina. Todo esto quema un poco", dice Joaquiné.
"Desde el 12 de enero llegó el mal tiempo y no ha habido cuartel. Ha habido tres o cuatro días de sol en un mes. En 17 años que llevo aquí no había conocido nada igual", explica Segis Martínez, uno de los guardas de la Casa de Piedra, en el balneario de Panticosa. "Hemos recogido de precipitación 390 litros por metro cuadrado la segunda quincena de enero", explica. Para colmo, la carretera desde Panticosa ha estado cerrada casi todo el mes. "Se ha abierto cuatro días y con un riesgo de aludes muy alto. Los últimos cambios de guardas se han tenido que realizar con la ayuda del helicóptero". Ahora llega el anticiclón. "Ha subido mucho la temperatura y los próximos días dan un poco mejor", asevera.
El refugio de Lizara se encuentra a 1.500 metros de altura, en Aragüés del Puerto. El jueves tenían metro y medio de nieve. "Desde el 12 de enero hasta el 13 de febrero no ha parado de nevar. Ahora la carretera está limpia y se puede subir al refugio en coche sin problemas. Aunque es mejor venir con las cadenas", dice Jorge Ballabriga, el guarda.
Fuente original: El Periódico de Aragón
Autor R.Martí
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