Así ha crecido el bosque en Masella en los últimos 50 años
Misma imagen capturada con 50 años de diferencia (Foto: Izquierda: Masella / Derecha: Ivan Sanz)
Los bosques del Pirineo suben de cota. Esto es especialmente visible allí donde la línea de bosque queda perfectamente marcada por los prados alpinos que se disputan el espacio con los bosques de pino negro y abetos en las cotas altas del Pirineo. Y Masella es uno de los muchos ejemplos para observar esta evolución.
Así era la zona de Cap de Bosc-Coma Oriola hace 50 años (Foto: Masella).
Hace tiempo que los expertos en masas forestales y los estudiosos del cambio climático nos advierten que los bosques del Pirineo están subiendo de cota y aumentando su extensión. Desde ingenieros forestales a científicos que estudian la evolución del clima, pasando por pastores, propietarios de fincas forestales, fotógrafos o excursionistas, nos avisa que en valles y montañas del Pirineo los bosques se mueven. En concreto, crecen en extensión y suben de cota.
Que los bosques se vayan moviendo no significa que sean cambios rápidos, ni evidentemente significa que los árboles se muevan de lugar de un año para otro, pero la evolución lenta y progresiva existe y está certificada por imágenes como las que presentamos en este artículo. Y es con el paso de los años y con los testimonios gráficos cuando podemos comprobar y certificar esta evolución. Nada mejor que dos imágenes para explicarlo.
Cap de Bosc en Masella en una captura realizada en abril de 2018 (Foto: Ivan Sanz).
Las cotas de los estadios de vegetación se mueven casi siempre en altura y así, por ejemplo, allí donde antes había castaños ahora proliferan robles o encinas, y allí donde antes había hayas ahora crecen castaños. ¿Y en la alta montaña? Pues pasa exactamente lo mismo: donde antes se iniciaban los prados alpinos ahora proliferan los bosques de pino negro. En resumen, las especies arbóreas suben de cota para adaptarse al calentamiento global.
En datos, la cota de los estadios de vegetación puede haber subido en aproximadamente entre 50 y 150 metros de altura en los últimos 50 años, en función también de la orografía y condiciones de humedad y con la variante de si se trata de la vertiente sur, más soleada y seca, o la vertiente norte, más sombría y húmeda.
Ahora bien, no siempre el cambio de cota viene determinado por el calentamiento global y el cambio climático que se deriva. Hay otros factores que también pueden ayudar o condicionar, en algunos casos para frenar y en otros para acelerar, los cambios en la vegetación. En este sentido pueden influir la reducción de los rebaños que pastan por la montaña o el crecimiento de población determinados animales (rebecos, marmotas ...) o las políticas forestales (repoblación de bosques o permisos para la explotación forestal) que pueda conceder la administración en determinados valles.
Así era la zona de Cap de Bosc hace 50 años (izquierda) y en noviembre de 2018 (derecha).
El caso de Masella
Este invierno pasado, con motivo de la edición de la revista de los 50 aniversario de Masella, pudimos ver una fotografía de los remontes de la Tosa, instalados en 1971 en la zona de Cap de Bosc, en la cota 2.150 . En la primera fotografía publicada en la revista conmemorativa de los 50 años, y que reproducimos en este artículo, podemos ver como la banda derecha del telesilla la presencia de árboles era casi testimonial.
Hoy, 50 años más tarde, la misma zona nos permite ver cómo la presencia de un bosque de pino negro (Pinus uncinata) cubre de forma dominante todo aquello que no es pista de esquí. Donde antes el pino negro posiblemente no podía crecer por la rigurosidad del frío y la nieve, ahora ya crece por menos adversidades, ya sean climáticas o de otro tipo. Las imágenes actuales, tomadas en abril y noviembre de 2018, nos permiten ver el crecimiento del bosque en extensión y en cota, en detrimento de los prados alpinos. Misma cota y perspectiva pero con 50 años de diferencia.
Cap de Bosc en una imagen del 1 de noviembre de 2018 (Foto: Ivan Sanz).
Los bosques se expanden en el Pirineo
Un estudio del año 2010 elaborado por investigadores del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya (CTFC), situado en Solsona, hecho a partir del análisis de más de 200 fotografías aéreas realizadas los años 1956 y 2006, también certifica lo que dejan entrever las dos fotografías de Masella captadas con 50 años de diferencia. El trabajo del CTFC se realizó en toda el área de distribución del pino negro en el Pirineo catalán, desde la Alta Ribagorça al Ripollès, lo que representó más de 80 municipios y una superficie de 6.010 kilómetros cuadrados.El estudio demuestra que el bosque de pino negro, que en 1956 ocupaba 55.000 hectáreas, se extiende ahora por más de 64.000, lo que supone un crecimiento próximo a las 9.000 hectáreas. La mayor parte de la expansión se ha documentado en laderas de orientación norte y una altura relativamente baja.
Según el tercer Inventario Forestal Nacional español (IFN3) elaborado en 2007. La superficie forestal en Catalunya -que incluye tanto los bosques maduros como el simple matorral- ha aumentado el 4% con respecto al inventario anterior, elaborado en 2002, y se sitúa en el 61% del total catalán.
De hecho, Catalunya tiene un porcentaje de superficie forestal cada vez mayor, y sus bosques cada vez son más espesos, según los datos recopilados durante los últimos años por otro organismo, en este caso tutelado por el Ministerio de Medio Ambiente, y que corresponde al tercer Inventario Forestal Nacional español (IFN3). Según este, la superficie forestal -que incluye tanto los bosques maduros como el simple matorral- ha aumentado el 4% con respecto al inventario anterior, elaborado en 2002, y se sitúa en el 61% del total catalán.
Así era la zona de Cap de Bosc-Coma Oriola hace 50 años (Foto: Masella).
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