Hay veces en las que la realidad se nutre de la ficción para escribir su propio guión. Esto es lo que le ha ocurrido a Todd Orr, un norteamericano de 50 años que fue atacado por un Grizzly mientras hacía trekking en el estado de Montana. Afortunadamente, al igual que el personaje que interpretaba Leonardo di Caprio en la película El Renacido, ha vivido para contarlo.

 

Como él mismo ha contado en las redes sociales, Todd fue atacado por una de las especies de oso pardo más grandes del planeta, circunstancia de la que derivan sus ataque a humanos ya que por su peso, alrededor de la media tonelada, no les permite encaramarse a los árboles para alimentarse de los frutos que estos producen.

 

Una circunstancia que unida al celo con el protegen a sus crías, puede resultar fatal si se produce un encuentro entre una osa con sus vástagos y una persona, tal como le ocurrió al desafortunado protagonista de esta historia que desde su cuenta de Facebook ha hecho pública y que se ha convertido en un fenómeno de la máxima viralidad.

 

 

Todo comenzaba el pasado sábado 1 de octubre cuando Orr decidía salir a avistar alces en uno de los bosques más grandes de los Estados Unidos: el Beaverhead-Deer Lodgey National Forest, a unos 300 km al noroeste del Yellowstone, en las Montañas Rocosas. A sabiendas de que en la zona, estos colosos campan a sus anchas, el aventurero gritaba y se hacía notar para no asustar a los animales y advertirles de su presencia para evitar un encuentro que a ninguna de las dos especies convenía.

 

Pero con lo que no contaba Todd era que una osa y sus oseznos se hallaban a lo suyo por las proximidades y, como cualquier madre que sintiera amenazados a sus retoños, se abalanzó sobre el excursionista lanzándole zarpazos y dentelladas para defenderlos durante dos largos minutos que, tal como relata en un vídeo el renacido caminante, parecieron una eternidad. 

 

Tras esos instantes, el plantígrado dejaba maltrecho y malherido a su oponente y se marchaba. Sin embargo, no había terminado de constatar que estaba vivo cuando de nuevo aparecía la Grizzly y atacar por segunda vez al indefenso y aturdido montañero. Una vez más, los colmillos y las afiladas zarpas de la osa se clavaban en el cuerpo del que no era más que "un pelele" entregado a la fiereza del animal salvaje que, milagrosamente, detuvo su embate y paró. 

 

 

Durante 30 segundos en los que reinó un silencio mortal, pudo Todd Orr notar el aliento de la fiera mientras sus potentes garras se le clavaban en la espalda hasta que por fin, ésta decidió que el humano invasor ya no sería una amenaza para su prole y definitivamente se marchó. 

 

Providencialmente, el infortunado pudo regresar a su camioneta y de allí, gracias a un hombre que lo acompañó, ir al hospital más cercano para que le cosieran los múltiples desgarros y dentelladas que había sufrido, no sin antes grabar un vídeo del estado en el que lo dejó la osa tras su infortunado encuentro. En él se despide diciendo: "No fue mi mejor día", pero "creí que debía compartirlo con todos ustedes".