En las etapas reina de las grandes vueltas ciclistas, los aficionados acostumbran a vitorear a los corredores en lo más alto, allí donde parece imposible llegar en bicicleta. En el Giro de Italia, una de estas cumbres míticas es la llegada a la estación de esquí de Livigno (Lombardía).

 

 

 

Este adelanto se debe a las excepcionales condiciones de nieve que presenta este año la zona, con acumulaciones que superan los 3,4 metros de profundidad.

 

Ubicada en el impresionante entorno del puerto de Stelvio, que conecta la Alta Valtellina con el Tirol del Sur, Passo Stelvio ha sido durante décadas un destino emblemático para los amantes del esquí de verano en Europa.