Si alguna conclusión tenemos que extraer del pasado invierno es lo vulnerables que son las estaciones de esquí a la meteorología, un intenso fenómeno de El Niño o a los "cambios climáticos" que por una u otra razón sufre nuestro planeta y que condicionan a los resorts de montaña que año tras año se la juegan sin tener ni idea de cuando arrancará, ni cuánto durará, ni cómo va a acabar la temporada.