Kandersteg es uno de los pueblos suizos con más historia. Su localización estratégica, justo al final del valle bernés Kandertal y a la entrada de varios puertos de montaña hacia el cantón de Valais, lo ha convertido desde hace mucho en un lugar de paso para viajeros de montaña. Ya los romanos lo usaban como paso alpino, aunque la primera mención conocida se remonta a 1374 D.C.

 

 

Quizá para conmemorar toda esta historia, nació en 2010 un interesante evento, la Belle Epoque, que pretende dar tributo a las antiguas tradiciones de este lugar de nieve. Todos los años en la ultima semana de Enero, Kandersteg se viste de tradición remontándose a principios del siglo XX.

 

A lo largo de una semana completa, los vecinos del pueblo y algunos visitantes aficionados se ponen las ropas que hubiesen llevado sus tatarabuelos a diario, y se lanzan a las calles bajo las miradas curiosas del resto de turistas.
 

 

 

 

Como muchas cosas en Suiza, todo el festival ocurre sin demasiado bombo. Un viajero ocasional podría pasar por el pueblo con el coche sin darse cuenta de que se está celebrando un evento especial. Esto añade un cierto encanto ya que muchos visitantes se encuentran con la escena por sorpresa y tardan un rato en saber si la gente en esto pueblo aún se viste así o si se trata de algo ocasional.

 

El programa festivo es bastante variado y entretenido. Se realizan las típicas actividades cotidianas de los pueblos de montaña pero todo con un carácter retro: carreras de trineos, carreras de esquí nocturno, cenas de gala y desayunos en hoteles de lujo, patinaje sobre hielo, etc. Además se ha querido acercar a la gente (sobre todo a los más jóvenes) a los antiguos oficios ya casi perdidos como: sombrerero o trabajador de la madera entre otros.

 

 

Incluso sin este festival de la tradición, en Kandersteg, el visitante se encontrará, de alguna manera, en tiempos ya pasados. La zona cuenta con dos estaciones de esquí bastante pequeñas y con remontes antiguos que no pasan del teleski (sin contar el telecabina que sube hasta la montaña). Kandersteg es un pueblo de alpinistas, todo está pensado para el auténtico montañero y no para el visitante comodón.

 

Infinitas rutas de senderismo, esquí de montaña o raquetas, te acercan a innumerables refugios de montaña donde poder pernoctar para continuar al día siguiente hasta el próximo valle. Además podrás pescar truchas en el lago Oechinensee. Declarado patrimonio mundial por la UNESCO, el lugar no tiene parangón. El que disfrute de la montaña se sentirá como en casa en cualquier época del año.