Zermatt quiere cobrar 13 euros a excursionistas y esquiadores de día para reducir el "sobreturismo"
La decisión final sobre la implementación de esta tasa será crucial no solo para Zermatt, sino también como un posible modelo para otros destinos turísticos que luchan contra los efectos del sobreturismo.
Dom, 01/09/2024 - 08:53
Siguiendo el ejemplo de otras ciudades como Venecia, la "Green Label" estaría destinada a los visitantes que no se alojen en hoteles o apartamentos, quienes representan una "carga" para los habitantes y no aportan significativamente a la economía local.
Zermatt está considerando la implementación de una medida que ha generado controversia: cobrar una tasa de 12 francos suizos (aproximadamente 13 euros) a los esquiadores y excursionistas que lo visiten por un solo día.
El objetivo de la localidad suiza situada a los pies del Matterhorn es gestionar el creciente problema del sobreturismo que afecta no solo a Zermatt, sino a muchos destinos turísticos alrededor del mundo.
El sobreturismo es un fenómeno que ha ganado atención internacional en los últimos años. Ciudades como Venecia, Barcelona y Machu Picchu han implementado medidas para controlar la masificación turística que, aunque beneficia a la economía local, también genera congestión, degradación ambiental y malestar entre los residentes.
Venecia, por ejemplo, ha establecido desde primavera una tasa de 5 euros para los visitantes de un día, con el objetivo de reducir la afluencia y mitigar los efectos negativos del turismo excesivo.
En Suiza, este fenómeno también se está haciendo sentir con fuerza. Lauterbrunnen, un pintoresco pueblo alpino conocido por sus cascadas y paisajes dignos de una postal, está explorando la posibilidad de seguir el ejemplo veneciano, y Zermatt no se queda atrás.
La tasa propuesta en Zermatt, que ya ha sido bautizada informalmente como "Green Label", busca algo más que simplemente recaudar fondos.
Según los documentos internos del ayuntamiento y los responsables de turismo, la tasa estaría destinada a los visitantes que no se alojen en hoteles o apartamentos turísticos locales, quienes representan una "carga" para los habitantes y no aportan significativamente a la economía local.
Con los ingresos generados, se pretende financiar proyectos sostenibles que puedan mejorar la calidad de vida en Zermatt y mitigar el impacto del turismo masivo.
La iniciativa de establecer esta tasa surge principalmente del descontento de los residentes locales. Según varios testimonios recogidos por la radio pública suiza SRF, los habitantes se sienten cada vez más agobiados por la creciente afluencia de turistas, que saturan los servicios públicos, congestionan las calles y, en muchos casos, no dejan beneficios económicos directos en la comunidad.
Esta situación ha llevado a las autoridades a explorar medidas que puedan aliviar la presión sobre los recursos locales.
No obstante, la tasa no se aplicaría a todos. Los trabajadores, proveedores y personas que visiten a residentes locales quedarían exentos de este impuesto, lo que sugiere que la medida está diseñada específicamente para los turistas de un solo día que llegan, disfrutan de las vistas y se van sin dejar un impacto económico positivo significativo.
Aunque la tasa aún no ha sido implementada y está sujeta a un proceso de clarificación jurídica, el mero hecho de que se esté considerando ya ha suscitado un intenso debate.
Los defensores de la medida argumentan que es una forma efectiva de controlar el turismo masivo y proteger el entorno natural de Zermatt. También señalan que podría incentivar a los turistas a prolongar su estancia, lo que beneficiaría a la economía local de una manera más sostenible.
Los críticos advierten que este tipo de medidas podría alienar a los visitantes potenciales y crear una barrera para aquellos que desean disfrutar de la belleza natural de Zermatt sin el alto coste que ya implica alojarse en una de las estaciones de esquí más exclusivas del mundo.
Además, algunos temen que la implementación de la tasa podría sentar un precedente para otros destinos turísticos en Suiza y más allá, afectando negativamente a la industria del turismo en general.
Lo que está claro es que Zermatt, como tantos otros destinos turísticos de renombre, se enfrenta a un dilema: cómo equilibrar la necesidad de proteger su entorno y mantener la calidad de vida de sus residentes, sin cerrar las puertas a los turistas que desean disfrutar de su belleza natural.
Por ahora, el debate sigue abierto y la comunidad espera el desenlace de esta propuesta, que podría marcar un antes y un después en la gestión turística de Zermatt y otros rincones alpinos de Suiza.
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