Mientras la mayoría de los aficionados al esquí disfrutan del verano, en la estación de Sierra Nevada se realizan intensos trabajos para garantizar que todo esté listo cuando llegue la temporada invernal.

 

 

El trabajo más importante durante los meses estivales es la revisión de los remontes mecánicos. Cada una de estas estructuras pasa por rigurosos controles, que incluyen la comprobación de sistemas de seguridad, el engrase de las partes móviles y la realización de ensayos no destructivos, como radiografías o el uso de partículas magnéticas, para detectar cualquier signo de fatiga en los materiales. 

 

 

Una vez revisadas todas las piezas clave, se realizan pruebas de carga que simulan las condiciones reales de funcionamiento en invierno.

 

 

Estos procedimientos son esenciales para que, durante la temporada de esquí, los usuarios puedan disfrutar de las pistas con total tranquilidad.

 

Además de estas revisiones técnicas, se simulan posibles averías para que el equipo de la estación esté preparado ante cualquier incidencia.

 

Los operarios practican rescates en telecabinas, entrenándose para deslizarse por los cables y evacuar las cabinas en caso de emergencia.

 

Aunque este tipo de intervenciones son extremadamente raras gracias a los sistemas de última generación de los que dispone la estación, los entrenamientos son obligatorios para todo el personal.

 

 

 

Estos sistemas ayudan a gestionar el impacto de las borrascas, que suelen llegar desde el suroeste, y a dirigir la acumulación de nieve para crear las mejores condiciones posibles para los esquiadores.

 

Además, durante el verano se lleva a cabo el mantenimiento de la maquinaria pesada utilizada en la temporada de invierno.

 

Las máquinas pisa nieve se desmontan por completo para revisar cualquier posible fallo, desde roturas de cables hasta desgaste en las fundas. El objetivo es que todo funcione al 100% cuando lleguen las primeras nevadas.

 

En cuanto a la producción de nieve, el sistema de cañones de Sierra Nevada también recibe una atención especial.

 

Durante este verano, se han instalado compresores y sistemas de bombeo más eficientes, capaces de producir más nieve consumiendo menos energía.

 

Este tipo de mejoras son esenciales para garantizar que, cuando las temperaturas lo permitan en noviembre, la estación esté lista para empezar a fabricar nieve artificial y asegurar la apertura de las pistas.

 

No solo los remontes y las pistas tradicionales se preparan durante el verano. El Snowpark de Sierra Nevada, un espacio icónico para los amantes del freestyle, también recibe mejoras.

 

 

Paralelamente, la estación no descuida su compromiso con el medio ambiente. Durante estos meses, se llevan a cabo trabajos de restauración y mejora de la flora y biodiversidad en las áreas cercanas a las pistas.