La situación que comentábamos al inicio del puente es buena para este principio de temporada (No en todas las estribaciones montañosas). Hasta ahora las temperaturas se han mantenido en el justo punto para poder elaborar nieve cultivada lo que ha dado de momento muy buenas esquiadas.

 

Estos próximos días no nos vamos a engañar, pensamos que algo va a sufrir la nieve debido al aumento de las máximas en la base de las estaciones de esquí. ¿Para cuando una nueva nevada?

 

 

Diciembre en general no suele ser un mes con demasiadas precipitaciones. Por esto somos optimistas, es decir, en muchas sierras después de la nieve del mes de noviembre no ha vuelto a nevar y las estadísticas aún no se han cumplido en cuanto a la precipitación media. Nos aferramos a esto para anunciar un cambio de tendencia a partir de la segunda quincena del mes de diciembre. Hemos repasado las actualizaciones de los modelos a medio y largo plazo, se intuye un cierto desalojo de aire frío del Ártico con una AO (Oscilación Ártica) con tendencia negativa o neutral bajando rápidamente desde posiciones claramente positivas. Esto abre la esperanza a que pueda haber movimiento en la atmósfera y nos beneficie con una inestabilización del tiempo. 

Otro factor a tener en cuenta para que la situación meteorológica derive hacia un aumento de la inestabilidad es el albedo, la capacidad de una superficie de reflejar la radiación que incide sobre ella. En este caso la nieve refleja el 86% de la radiación del sol. A todo esto le sumamos que este otoño la nieve ha aparecido en latitudes altas muy pronto, hecho que ha provocado un enfriamiento brusco por encima de lo normal y que poco a poco se ha ido extendiendo aumentando su superficie blanca en todo el hemisferio norte.

 

Estas "neveras" favorecen la inestabilidad en el momento en que son desalojadas de su zona origen pudiéndose mezclar con aguas marinas y lagos interiores que finalmente dan lugar a nevadas importantes como las que ha habido últimamente en la zona norte de Turquía.