El canadiense James Crawford se ha proclamado, de forma sorprendente, campeón del mundo de supergigante al ganar la prueba de esa disciplina en los Mundiales de esquí Alpino de Courchevel y Meribel, en la que relegó, al segundo puesto, por una sola centésima de segundo, al noruego Aleksander Aamodt Kilde.

 

El francés Alexis Pinturault, ganador el pasado martes de la combinada, completó el podio.

 

El suizo Marco Odermatt, dominador de la campaña en Super-G, fue cuarto y el español Albert Ortega trigesimotercero. Ortega no pudo brillar tanto como en la combinada, donde fue octavo, y se quedó lejos de los puestos importantes al acabar con un crono de 1:10.06, a casi tres segundos del ganador.

 

En cuanto al suizo, sigue esperando su primera medalla en el mundial, cinco años después de ganar cinco oros en los campeonatos juveniles de 2018.

 

 

Crawford, de 25 años, que todavía no tiene ninguna victoria en la Copa del Mundo y que esta temporada marcha decimocuarto en la general de la especialidad, pero con un bronce olímpico -en la combinada de los Juegos de Pekín del año pasado- no contaba entre los favoritos, pero nadie pudo batir su crono.

 

El recorrido fue técnicamente exigente, con varias curvas difíciles en la empinada sección central donde los corredores alcanzaron velocidades de más de 70 mph, pero también bastante cortas, con tiempos de recorrido de poco más de 1 minuto y 7 segundos.

 

El esquiador canadiense cubrió los 1.857 metros de la pista L'Eclipse, con salida a 1.880 metros de altitud y un desnivel de 590- en un tiempo ganador de un minuto, siete segundos y 22 centésimas, una menos que Kilde; y con 26 de ventaja sobre el francés Alexis Pinturault, que al oro del martes en la combinada añadió este jueves el bronce en el 'súper G'.

 

Crawford se sentó en la silla del líder durante una hora, sacudiendo la cabeza con aparente incredulidad y mordiéndose las uñas, ya que ninguno de los favoritos que bajaban tras él logró superar su tiempo.

 

"Al llegar a los campeonatos del mundo, es muy fácil ejercer mucha presión sobre ti mismo porque tienes una oportunidad. Con mi nivel de esquí y cómo me sentía, la presión no estaba allí. No era que no creyera que podía ganar, pero no estaba en mi mente", dijo después de ganar la undécima medalla de Canadá en un campeonato mundial y el cuarto oro, poniendo fin a una sequía de seis años desde el último ganador canadiense, Erik Guay en el supergigante.

 

El que más cerca estuvo del crono del canadiense fue uno de los favoritos, Aleksaner Aamodt Kilde, que igualó el logro de su novia Mikaela Shiffrin, un día después de que la estadounidense ganara la plata en el supergigante femenino del miércoles.