Kitzbühel, en el Tirol austriaco, no tiene glaciar ni una gran altitud, pero cada año, es una de las primeras estaciones de Europa en estrenar la temporada de esquí.

 

Lo consiguen gracias a la nieve artificial y al snow farming, la técnica "cultivo de nieve" que permite almacenar la nieve de la temporada anterior y guardarla para la siguiente. La nieve se cubre con un material aislante especial en los meses de verano, de modo que solo un pequeño porcentaje se derrite.

 

 

Sin embargo, el "cultivo de nieve" no ha estado exento de polémicas por motivos medioambientales y podría estar tocando a su fin. Por lo pronto, en Kitzbühel se verá reducido hasta la mínima expresión, a un solo cubierto de los seis que han existido.

 

 

Anteriormente, Kitzbühel almacenaba nieve en dos depósitos en Hahnenkamm, uno en las pistas de Fleckalmbahn, dos en Resterkogel y uno en Gaisberg. El de Gaisberg para la pista de trineo en Kirchberg ya no se instaló el verano pasado, los dos en el Resterkogel se han fusionado en uno (el único que se mantendrá) y el de Fleckalmbahn ya no existe. Ahora los dos depósitos en Hahnenkamm también pasarán a formar parte de la historia.

 

El director ejecutivo de Bergbahn Kitzbühel, Anton Bodner, explica que “solo quedará un depósito este verano. A partir de ahora nos centraremos en el Resterkogel, que también se utiliza para entrenar. Se planea seguir abriendo pronto, a partir de finales de octubre. Sin embargo, solo abriremos si el clima lo permite”.

 

 

Y razona los motivos de la reducción del snow farming: “se han mantenido varias discusiones con la protección del medio ambiente y con esta decisión queremos dar un paso hacia la sostenibilidad”, dice Anton Bodner.

 

En 2015, Bergbahn Kitzbühel construyó el primer depósito para almacenar nieve en Resterkogel y desde entonces ha podido comenzar el invierno en octubre.

 

El depósito de nieve en Hahnenkamm alcanzó cierta fama porque una vez comenzó a arder debido a la caída de un rayo.