Tirando de hemeroteca, comprobamos que las bajas temperaturas registradas desde el viernes, 9 de noviembre permitieron producir mucha nieve, lo que junto a una pequeña nevada, permitió abrir cuatro días más tarde (el 13) 5 pistas de las 74 que tiene la estación y 12 kilómetros de superficie.

 

 

 

Se pronosticaba una temporada larga y fructífera con más de cinco meses de esquí a poco que nevase. Sin embargo, la Covid cortó de cuajo la campaña de nieve y ahora los largos tentáculos del virus han vuelto a sumergir a las estaciones en momentos de incertidumbre.

 

 

Aún no se vislumbra una fecha totalmente clara de apertura de la temporada de esquí y todos los esfuerzos más inmediatos se centran en “salvar” el puente de la Purísima, la habitual primera gran cita del invierno. Y con suerte, mucha suerte, abrir el fin de semana anterior 28-29 de noviembre en modo de pruebas.

 

En todo caso, dada la relevancia del sector tanto por lo que respecta a ocio como economía, hace que grupos de expertos del sector estén trabajando en la estrategia más eficaz.

 

 

Las estaciones de esquí aún son optimistas y confían en abrir aunque sea a última hora. Para estar listas cuando se levanten las restricciones, están produciendo nieve y ultimando los preparativos.

 

“En las comarcas de montaña catalanas existe una fuerte inquietud ante las restricciones de movilidad impuestas por la pandemia. Todos nos tendremos que adaptar y quizás tengamos que gestionar reservas de última hora”, explica el director de la división de Turismo y Montaña de FGC, Toni Sanmartí, a CMD Sport.

Con la segunda ola de la pandemia afectando todo el país y las actividades de ocio y económicas paralizadas, las comarcas de montaña desearían no tener que encarar un diciembre con merma de ingresos. Ya que el periodo de diciembre y enero, en muchos casos, llega a suponer entre el 40% y el 50 de los ingresos de la temporada.