Port del Comte vive una temporada de contrasentidos, con mucha nieve en sus pistas a finales de marzo, la previsión de superar los 80.000 forfaits vendidos y alcanzar una buena facturación. Esta es la cara. 

 

La cruz es que, como en todas las estaciones, el aumento del precio de la electricidad y del gasoil -imprescindibles para hacer funcionar los remontes mecánicos y las máquinas pisanieves- ha triplicado los costes de explotación, lo cual afectará negativamente la cuenta de resultados y amenaza dejarla sin prácticamente beneficios. 

 

Esto, junto a la habitual subida de las temperaturas en abril y la falta de esquiadores, puede hacer que la estación del Solsonés, la más cercana a Barcelona, no llegue abierta a la Semana Santa. 

 

 

“El coste de abrir cada día es muy elevado y si no hay esquiadores no tiene sentido. Además, aunque ahora tenemos nieve, en cuanto suba el termómetro no creo que nos alcance para llegar a Semana Santa, quizás sí al fin de semana del 2 y 3 de abril, pero no mucho más allá”, explica Albert Estella, el director de una de las tres únicas estaciones en manos de capital privado de Catalunya.

 

 

Pero para ello aún faltan días y, este fin de semana, las condiciones en Port del Comte son envidiables, con unos espesores de entre 60 y 95 centímetros de nieve polvo y un total de 37 km esquiables de los 50 posibles gracias a las dos últimas nevadas de esta misma semana y al trabajo de las máquinas. 

 

Un dominio esquiable abierto que podría ser más, porque hay nieve suficiente, pero la estación no pondrá en marcha el sector de Estivella -uno de los más apreciados por los esquiadores avanzados- debido a la losa del aumento de los costes de explotación.

 

La dirección del resort también se pone a disposición de la Generalitat si prospera la candidatura olímpica Pirineus-Barcelona 2030, aunque es consciente de “no disponer de pistas ni instalaciones para acoger ninguna competición” y como mucho se ve capaz de albergar entrenos o actividades complementarias.