Visitamos St. Anton: la cuna del esquí alpino sigue siendo la reina del Après-Ski y del powder
Ski Alberg: Uno de los dominios más grandes del planeta. Foto © Copyright TVB St. Anton am Arlberg
Sankt Anton o St. Anton como se le conoce popularmente, es un pueblo y estación de esquí en Tirol, cercana a la frontera de Vorarlberg, al pie del Paso de Arlberg, en el oeste de Austria.
La opción más cómoda para llegar hasta la estación austriaca es volar a Zúrich. Desde allí, se puede acceder fácilmente en bus o tren. La elección del autobús es posiblemente más sencilla, ya que desde el mismo aeropuerto podéis llegar hasta la estación en un recorrido de unas 2 horas y media. Para ir en tren, deberéis hacer transbordo en la estación central de trenes en Zurich HB.
Panorámica nocturna del Valle de St. Anton desde pistas. Foto:TVB St. Anton am Arlberg/Fotograf Wolfgang Burger.
St. Anton es una localidad froteriza entre el Tirol y el Voralberg de unos 3.000 habitantes y unos 165.81 kilómetros², rodeados de paisajes repletos de montaña por todos los lados. Un pueblo típicamente Tirolés, con sus construcciones que parecen sacadas de un cuento de hadas.
Lo que más llama la atención en St. Anton es el contraste de su arquitectura tradicional y la increíble tecnología de sus instalaciones, tanto en la estación de esquí como en el resto de sus servicios.
Panorámica desde el sector de Stuben.
La estación de esquí en sí, es de los lugares donde más se conjuga cultura y tradición con modernidad. St Anton es conocida también por ser una de las cunas del esquí alpino. No en vano es la ciudad natal de los míticos Hannes Schneider y de Karl Schranz.
De hecho, fueron un grupo de pioneros instructores de esquí de la zona de St. Anton los que emigraron a Estados Unidos para potenciar la práctica del esquí alpino en aquel país.
Todos estos detalles y muchos más los podrás conocer de primer mano en su precioso museo del esquí, que se encuentra en el mismo Sankt Anton -en la zona alta del pueblo-, merece la pena que os paséis por ahí alguna tarde.
Casa típica tirolesa en la que se encuentra el museo del esquí.
Mundialmente conocida es la tradición esquiadora de los austriacos, pero tampoco lo es menos su cultura Après-ski. Son innumerables la cantidad de eventos que se llevan a cabo a lo largo de la temporada de invierno.
Durante nuestra visita de 4 días tuvo lugar el "New Orleans Meets the snow", en el cual la música jazz, blues... se dan cita en los rincones más recónditos de tan increíble lugar. Incluso en las terrazas de la estación de esquí había conciertos en directo que amenizaban aún más la estancia.
New Orleans Meets the snow. Música en directo en cada rincón.
Otro de los eventos en el que tuvimos la posibilidad de participar es la LongboardClassics en Stuben, en el cual los snowboarders recorren un descenso de unos 1.000m de desnivel ataviados con sus trajes fosforitos, y tablas más propias de un museo.
Es una vuelta a los orígenes del snowboard, en el cual el flúor predomina dando un color especial a las últimas semanas de la temporada. Sin embargo, el LongboardClassics no se celebra propiamente en St. Anton, sino en la estación y pueblo de Stuben.
Ambos pueblos se encuentran a unos 20 minutos el uno del otro y se puede acceder esquiando de uno al otro, aunque también existe la posibilidad de ir en autobús.
"LongboardClassicsStuben" Vigésima edición de una competición sin igual.
El catálogo de eventos es infinito, pero éstos dos son los que nos topamos en nuestra estancia en el Alberg.
Alojamiento
Algo que hay que destacar es la gran cantidad de oferta que hay de alojamientos. Existen hoteles en cada esquina, la mayoría de ellos son antiguas casas familiares y hospicios reconvertidos en hoteles de auténtico lujo -también multitud de hoteles "Garni" con buena relación precio calidad, gestión familiar y buen trato-. Nosotros elegimos Haus Garni Almjur, situado a pocos metros del telecabina Galzig.
Detalle de las habitaciones del hotel dónde nos alojamos. No faltaba de nada.
El hotel es muy acogedor y el trato por parte de Irene Huber (gerente del hotel), fue exquisito. De verdad que hicieron que nos sintiésemos como en nuestra propia casa, en la de un familiar, o en la de algún amigo. En pocos sitios te despides abrazándote con los dueños del lugar en dónde te has alojado.
Hotel Haus Garni Almjur. Irene, la gerente, hará que te sientas como en casa.
Dominio esquiable
Ski Arlberg es el dominio esquiable más grande de Austria y se encuentra entre los 5 más extensos del globo, ya que además de sus 305 km repartidos en sus 88 pistas, hay que sumarle los más de 200 km entre itinerarios y zonas de fuera pista.
Ski Alberg: Desde 2017 se ha convertido en uno de los grandes dominios interconectados del planeta. Las estaciones de St. Anton, St. Christoph, Stuben, Zürs, Lech y finalmente hasta Schröcken y Warth, se unen en medio de impresionantes montañas y fantásticos valles, tanto en pistas como en fuera de pistas.
Ni que decir tiene que prácticamente todas sus pistas están pisadas de manera que parecen alfombras -siempre que no se ponga a nevar, lo hace a menudo, entonces las bañeras son de campeonato-. De verdad que es de locos. Los austriacos trabajan las Pisten Bully -tienen un montón- como pocos. En cuanto a los fuera de pistas más próximos al dominio, todos balizados y con diferentes niveles de dificultad, lo suyo es que madrugues, ya que de lo contrario encontrarás todas las opciones bien trilladas.
Nosotros después de visto lo inmenso del lugar decidimos contratar un guía que nos marcase el camino. Silke Unseld de skischule St Anton am Arlberg, Creemos que es la forma más práctica de no perderse ningún detalle.
El dominio esquiable del Arlberg está repartido en varios sectores y estaciones: St. Anton, St Christoph, Stuben, Zürs, Lech, Schröcken y Warth. Y podemos afirmar que, sin duda, está entre los 5 mejores del mundo.
Nosotros nos vamos a centrar en la estación de St. Anton y su zona de influencia, la cual está claramente repartida entre los sectores de Rendl (2.030m), Gampen (1.850m), Kapall (2.330m) y Valluga (2.811m).
Vamos hacer un recorrido tal y como nos aconsejaron para encontrar la mejor nieve dependiendo del recorrido del sol.
Espectacular panorama desde lo alto de Valluga (2811m).
A las 9h de la mañana del primer día accedimos desde el espectacular telecabina Galzig -situado en el mismo St. Anton a poco más de 1.300 metros de altura sobre el nivel del mar- a la parte media de la estación del mismo nombre (2.185m), que transcurre entre pistas anchas como autopistas pisadas increíblemente. Son de esas zonas que te permiten virajes rápidos y amplios.
La tecnología del telecabina no te deja claro si vas a esquiar o te vas a subir en el Dragon khan. Es sencillamente increíble.
Desde la estación de llegada tienes dos opciones, o bien comenzar tu descenso, o embarcar en el famoso telecabina Valluga, que te posa en pocos minutos en una espacie de Valhalla, con unas vistas que quitan el sentido, picos, glaciar... a 2.811m y la posibilidad, si vas con guía titulado, de bajar algunos de los fuera pistas más míticos de los Alpes en dirección a Zürs.
El "mítico" teleférico cuatriplaza que te lleva al Valluga, la montaña que vigila St. Anton y divide el Voralberg del Tirol, solo es accesible sin esquís, a no ser que contrates un guía para hacer el descenso desde la cima del Valluga por varios fuera pistas para esquiadores expertos.
Desde el Valluga todo es descenso, y las opciones son o a través de la pista 85 o por el itinerario 86 hasta la zona media de la estación. Desde la opción 85 tenéis acceso hacia el sector de Stuben o bien volver a la zona media de St Anton (Galzig).
Las vistas desde el Valluga son alucinantes, y solo se puede acceder desde un teleférico con cabinas de 4 plazas, o a pie...
Nosotros nos decantamos por conocer bien el sector Galzig, ya que sus pistas ofrecen mucha variedad de pendiente y hay muchas cosas que ver. Además, desde aquí el acceso a otro sector de la estación se hace más fluido.
Desde el sector Galzig y desde el telesilla Osthang, podemos acceder a otro de los sectores más famosos del dominio, se trata de St Christoph.
Alm-Hospice Un auténtico lujo en la zona de St Cristoph.
En este sector predominan las pistas azules bien anchas y pisadas que da gusto. Lo más interesante, además de sus pistas y su entorno, es un curioso hospicio que sirvió de alojamiento a peregrinos desde el siglo XIV, actualmente reconvertido en restaurante, y una bodega que dejaría loco a cualquier buen aficionado del vino.
Típico lugar en el que se exponen cientos de fotos de celebridades que han ido pasando a lo largo de los años. Echamos uno ojo y... Vaya, algunos nos suenan demasiado.
Bodega en el Hospiz-Alm dónde se dan cita celebridades de todo el mundo. Desde deportistas hasta reyes,
Una vez que hemos dado buena cuenta de un excelente vino -recomendamos comer las Spare Ribs al estilo tirolés y un buen postre como el Apple Strudel- y luego llenos de energía nos disponemos a volver a la zona de Galzig, para desde ahí visitar en sector de Gampen y Kapall.
Gampen
Gampen es la zona más familiar de toda la estación. Caminos que transcurren entre pinos, en los que puedes descubrir los diferentes animales que viven habitualmente en sus bosques, marmotas, ardillas, cabras y un largo etcétera de representaciones hechas en pvc para el disfrute de niños y no tan niños.
Caminos infinitos por bosques idílicos.
Otra atracción destacable en este sector es un FunSlope, una especie de boarder-cross con túneles, peraltes, saltos, cajones y un divertidísimo y largo etc.
Kapall
Kapall, en la cota 2.230 metros, es un área en la que predominan las pistas de pendiente media. Desde allí podemos acceder a una zona de bosque que es para repetirla unas cuantas veces, para que no se te escape ningún detalle. De esos sitios en los que te quedarías un día entero o dos, pero claro, te queda tanto por conocer que a tu pesar has de abandonar la zona para visitar otra que probablemente sea aún más bonita.
Los accesos al pueblo desde Kapall son variadas, existiendo múltiples opciones de embarque en diferentes remontes, perchas, sillas...
En la zona adyacente al pueblo es dónde se encuentran las áreas de debutantes, bien señalizadas y adecuadas para que el aprendizaje sea todo un gustazo.
Una vez que ya hemos recorrido el sector Galzig y Gampen nuestras piernas están on fire y a Silke, nuestra guía, parece que le quedan muchas fuerzas. Mientras nosotros vamos con la lengua fuera, a ella se la nota que la quedan aún un par de marchas por meter.
Telesillas de acceso a la zona de Kapall.
Sobre las 12:30h y después de un merecido piscolabis en uno de los múltiples restaurantes que existen por pistas, nos disponemos a conocer el sector de Rendl. Nos pica la curiosidad de ver lo que nos espera, ya que Silke nos advierte que este sector esconde muchas sorpresas e infinitas palas de nieve polvo.
Rendl
Una de las terrazas dónde podéis reponer fuerzas en medio de las pistas.
Silke no mentía, este sector es de traca. Hay palas esquiables o surfeables mires dónde mires, pero será mejor que conozcas bien la zona y no te aventures sólo.
En Rendl existe un snowpark que es de locos. Todos los módulos perfectamente shapeados y bien accesibles. Claro está que hay líneas para todos los niveles, y la línea Pro es un alucine.
Panorámica del snowpark en el sector de Rendl.
El snowpark del sector de Rendl se encuentra ubicado junto a la cafetería Rendlbeach, justo en el desembarque del telecabina Rendl al que se accede desde el propio pueblo de St. Anton.
En Rendl puedes encontrar también pistas con unos trazados increíbles, todos ellos muy fotogénicos. Así que saca tu cámara y dispara, es el lugar con horizontes más impresionantes.
Existe una zona para la práctica del freeride, o, mejor dicho, para el entrenamiento de búsqueda con Arva, pala y sonda, algo altamente recomendable si vas aventurarte por cualquier itinerario Freeride de los que abundan en éste sector.
El día va llegando a su fin y nosotros también. Tenemos las piernas a punto de explotar, pero Silke sigue igual que en la primera bajada. Esta chica, además de derrochar simpatía y cultura alpina, está muy, pero que muy, en forma.
No nos dio tiempo ese día a visitar el sector de Stuben, el cual tendremos que dejar para el día siguiente, ya que Silke nos asegura que es posiblemente el que más nieve recibe y más freeride ofrece. Más freeride? más polvo?, Dios, es posible?... Pues sí...
Una bella panorámica de Stuben. Foto crédito Stuben am Arlberg.
Stuben
Stuben es un pequeño pueblo en el que predominan los hoteles, bares y servicios. Prácticamente el pueblo entero son comercios, excepto la parte más alta, en la que puedes ver algunas casas de las que quitan el hipo. Que envidia. Además, una típica iglesia del Tirol justo al lado del remonte, que no te dejará indiferente.
Si hay algún sector conocido por su freeride ese es sin duda Stuben. Según nos cuentan, es normalmente la zona que mayores acumulaciones de nieve recibe cada invierno y de una calidad excelente.
Nuestra guía Silke nos advirtió: este lugar es una auténtica pasada. Desde todos los rincones ves gente caminando a algunas de los miles de palas vírgenes que hay por todos lados. Es para volverse loco. En la mayoría de los casos las aproximaciones son suaves y fáciles, pero no conviene confiarse.
Es primavera y el manto nivoso está inestable. Es por lo que no debéis salir sin vuestro Air-Bag, Arva, pala y sonda. En Austria, al igual que en otros países centroeuropeos, el heliesquí no está permitido por razones medioambientales, así que os vais a hinchar a ver grupos de freeriders pateando la montaña.
El powder de Stuben es absolutamente delicioso incluso en primavera.
Stuben es un sector con pocos remontes mecánicos, pero que dan acceso a muchos kilómetros de freeride. Desde lo alto del telecabina Albona, las posibilidades de descenso son infinitas, y suponemos que mucho más aún si conoces bien la zona.
No obstante, ya sólo los trazados de las pistas son una pasada. Está fresadas como si fuesen alfombras. La parte alta de la estación ofrece pistas de todos los niveles, pero predominan las pistas de pendiente pronunciada. De hecho, la zona más llanita es la que desciende por el bosque en la parte baja hacia el pueblo.
Aquí no hay opción para el aburrimiento, ves posibilidades en cada esquina. Es fácil no repetir ni una sola bajada, aunque el dominio no sea excesivamente grande.
En Stuben es muy común ver salidas de expediciones a algunos de los picos que cerca de los límites de la estación.
Todo lo que ves a tu alrededor es absolutamente increíble, palas y más palas de nieve polvo. Es por esto que os recomendamos que contratéis un guía, quizás sobre todo en el sector de Stuben, ya que de lo contrario os vais a dejar muchas zonas por conocer, de no ser que seáis, especialmente intrépidos.
Poco a poco, nuestro viaje llega a su fin. Os recomendamos que os lo toméis con mucha calma. Estudiad bien vuestros itinerarios por las tardes en el hotel, ya que las posibilidades son infinitas, y seguro que vais a encontrar mucho más placentera vuestra estancia y vuestro esquí si lo planificáis un poco. De lo contrario, podéis no acertar con según qué sector y en según qué horas.
Palas y más palas de powder rico.
Après Ski
MOOSER WIRT el bar más espectacular de todo Austria, un sitio legendario, restaurante de pistas, bar de marcha, discoteca, tienda y ahora también hotel.
Para finalizar
Por poner un pero a nuestra aventura, creemos que es incluso mejor viajar en diciembre o enero. El pueblo tiene que ser una auténtica locura en las navidades, y la calidad de la nieve incluso mejor.
Planificar bien vuestro viaje. No obstante, existe una oficina de turismo en el que los empleados te tratan de lujo y te informarán y resolverán tus dudas sin problema.
Para la vuelta, podéis ir a Zúrich en tren o en autobús. A la ida, elegimos autobús y a la vuelta tren. Mirad bien los horarios, ya que las opciones son varias: trenes y autobuses directos que te dejan en Zúrich en un momento, y otros que dan más vueltas que un tío vivo.
Os recomendamos que, si queréis conocer el dominio en su totalidad, (Lech, Zürs...) además de contratar a un guía un día o dos para tener una visión general del dominio y no perder tiempo, vuestra estancia recomendamos sea al menos de 5 o 6 días, ya que de lo contrario va a ser difícil que veáis su potencial al 100%.
St. Anton no va a dejarte indiferente, tenlo por seguro, querrás volver.
*Notas: este viaje se realizó a principios de abril de este año. Agradecemos a Turismo de Austria y Turismo del Alberg su ayuda y facilidades.
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