Pepe Rubio: Así ha vivido la evolución del esquí en 60 años
Pepe Rubio subiendo por el telesilla en Port Aine (Foto: I. Sanz).
Nació en la Val d'Aran, creció entre Salardú y Baqueira, donde ya esquiaba con 6 o 7 años, cuando aún faltaban unos 9 o 10 años para que se instalara el primer remonte en el Aran. Allí estuvo en un equipo de promesas desde donde ingresó en el equipo catalán y después al español, coincidiendo en esa última etapa con Paquito Fernández Ochoa.
Su primera carrera fue en Núria con 13 años, dentro de los Campeonatos de Cataluña. Al cumplir los 15 años lo deja estar. Su padre les dijo que no había recursos para ambos hermanos, que sólo podía continuar una. Él decidió dejar paso al hermano pequeño. Cuando hizo los 17 años entró a trabajar en Baqueira como pistero.
En 1967 se abría Llessuí y Pepe Rubio empezó a trabajar en la escuela de esquí, como profesor y como entrenador, y más tarde como director. Y seguirá hasta que la estación cierra definitivamente en abril de 1987, coincidiendo con la apertura de la estación de Port Ainé. Fue el momento de volver a los orígenes y se desplazó de nuevo a Baqueira para trabajar durante 2 años, pasados los cuales vuelve al Pallars para trabajar en la escuela de esquí de Port Ainé.
El pasado 14 de diciembre en Pep Rubio estuvo esquiando con nosotros, y entre esquiada y esquiada, y trayectos de telesilla para conversar tranquilamente, nos explicó cómo ha vivido estos 70 años en el entorno de la nieve y el esquí.
Pepe Rubio en Port Ainé el pasado 14 de diciembre (Foto: I. Sanz).
La evolución del material de esquí
Más de 60 años deslizándose sobre la nieve es también la mejor manera de experimentar la evolución en el material de esquí. Para Pepe Rubio este es el cambio que posiblemente más ha notado en estos años.
"Eso sí, no es lo mismo practicar un esquí turístico, que ha cambiado muchísimo, que un equipo de competición que prácticamente no ha cambiado" explica Pepe. En esta cuestión recuerda que "la angulación se sigue haciendo ahora igual que se hacía 30 años atrás".
Pepe nos hace algunas observaciones sobre la evolución del material y el aprendizaje, en el sentido de que: "Los clientes, hoy, aprenden más deprisa que antes porque, de entrada, el esquí es más corto, y más ancho también, y esto lo hace de mejor dominar". Y añade "o por ejemplo con los nuevos esquís fuera-pista es muy fácil salir de pistas, ya no tienes que romper la nieve para esquiarla, ahora flotas por encima. Por contra si a estos esquiadores les das un esquí convencional, no te sabrían esquiar como lo hacíamos nosotros".
Los clientes y profesores también han cambiado
Otro de los cambios importantes en el mundo de la nieve en el Pallars es de los clientes y profesores de las escuelas de esquí. Mientras remontamos por el telesilla Jet Cim, Pep nos cuenta y recuerda que "los clientes de hoy son más exigentes que los de hace 40 años y posiblemente hay más distancia entre el profesor y el alumno, incluso en algunos casos, aunque puntuales, hay poco respeto". Y hace un matiz: "Pero algo que no ha cambiado es la procedencia, que en general es un cliente de Cataluña, o de zonas próximas".
Después observa: "El cliente actual ha cambiado su actitud" algo que quizás viene motivado porque "el profesor de esquí ahora lo tiene más fácil". Rubio cree que esto es así porque la escuela hoy funciona como una empresa, donde todo está muy bien organizado y perfectamente jerarquizado, antes no era así.
Uno de los motivos de este cambio, argumenta Pepe Rubio: "Hoy un profesor no tiene que ir a buscar al cliente, llega a la oficina y ya lo tiene a disposición, casi no hay que trabajar en este sentido. Esto no quiere decir que no lo haga bien, al contrario, están muy bien formados, pero antes un profesor posiblemente tenía más necesidad de dinero y eso se notaba".
¿El negocio del esquí ha cambiado?
Cómodamente sentados en una de las sillas del Jet Cim, y mientras remontamos metros a velocidad de desembragable, le pedimos su opinión sobre el negocio del esquí. Con la experiencia que le dan sus años en pistas es seguro que tiene una opinión bien formada al respecto.
Rubio cree que, en el fondo, el negocio del esquí tampoco ha cambiado tanto como podría parecer, y esta es una afirmación que apuntala con el argumento de que "hoy continúas teniendo las tiendas de esquí, de venta, alquiler, los restaurantes, los hoteles, las escuelas, etc". Hace una breve pausa en forma de silencio y arranca de nuevo "otra cuestión son los modelos de negocio y márgenes que tienen hoy todos estos negocios, están más profesionalizados".
Pepe Rubio en Port Ainé el pasado 14 de diciembre (Foto: I. Sanz).
Pepe Rubio y su pasión por la nieve y el esquí
Mientras esquiamos por Port Ainé hacemos algunas paradas en las que aprovecho para preguntarle sobre algunos aspectos de su vida más personal: "Lo mejor de mi vida ha sido la libertad con la que lo he vivido. Cuando llegaba el invierno dejaba el trabajo del verano y me metía de nuevo en la nieve. Cuando llegaba un nuevo verano me las apañaba y me buscaba otro trabajo. Siempre tuve claro a donde quería trabajar cuando llegaba el frío y la nieve. Me daba igual estar trabajando en una compañía como Fecsa, en verano, y que me podían mantener el trabajo para el invierno. Yo tenía claro que cuando había la opción de trabajar en la nieve, allí me iba. Y ya está, sin pensarlo mucho más".
Al respecto añadió "supongo que el hecho de no tener hijos también ha influido. Pero mira, llevo un marcapasos, una válvula en la arteria, operado de las hernias, costillas rotas de cuando se me echó encima una esquiadora y he pasado un cáncer de garganta, pero he continuado esquiando".
Le pido cuál es el aspecto que menos le ha gustado de su vida como esquiador, cuestión en la que me confesó que: "Siempre he trabajado muchísimo para llegar a fin de mes. También tuve una época muy mala con el alcohol. Fue curioso, porque yo era una persona sana que ni fumaba ni bebía, no tenía grandes gastos, pero al llegar al Pallars tuve una mala época, aunque fue corta. Pero no me arrepiento de nada, y lo cierto es que he aprendido muchísimo de la vida desde mi vertiente de esquiador".
Le pregunto por momentos que recuerde haber vivido con mucha intensidad en Port Ainé. Me cuenta que un día que tuvo una discusión en la escuela de esquí, por cuestiones de orden y funcionamiento interno con la "jefa" de aquel momento en la escuela. Fue una discusión que lo marcó mucho y que la recuerda especialmente porque "ese día me fui muy disgustado".
Y también le pido por el peor recuerdo de todos estos años en la nieve: "Fue el día que perdimos a Quike, un profesor chileno de esquí. Era un día de niebla, nieve y viento, muy duro, nunca más lo he vuelto a ver. Hacía mucho frío y la gente quedaba extraviada y helada por las pistas. Salimos los profesores buscar la gente y nos distribuimos por sectores. Lo pasamos muy mal. Recuerdo llegar a la caseta de la escuela y arrodillarme y dar las gracias por volver, yo y las chicas que me acompañaban. Y mira que yo no creo en eso de los curas. Cuando todos volvimos a la escuela faltaba Quique. Nos pensamos que él había llegado antes que los demás y que se habría marchado. Lo cierto es que todavía no entendemos cómo fue, pero el caso es que se salió del perímetro de la estación por el lado sur del Orri, en lugar de hacerlo por Bellavista salió por Vilamur. Aún no sabemos cómo, porque para hacerlo se debía pasar de largo la cuerda que limitaba el perímetro de la estación. No lo debió ver, o estaría enterrada. Esto es una parte sur donde se forman cornisas por el viento. Se rompió la cornisa y quedó bajo una avalancha de nieve".
¿Y el cambio climático?
Seguro que con 70 años de vida repartidos entre el Pallars y el Aran alguna opinión debe tener sobre la evolución del clima. Al respecto me comentó que: "Sobre todo he notado cambios en los últimos 10 o 15 años para acá. Las nevadas importantes que había cuando se acercaba la primavera han ido a la baja. Y ahora, cuando nieva, la nieve no aguanta como antes, desaparece con más rapidez. Que también es verdad que hoy estamos esquiando porque tenemos cañones, porque si no, ni aquí ni en prácticamente ninguna estación. Pero déjame que te diga también, qué, antes, muchas temporadas no empezaban hasta Navidad, o incluso hasta Reyes".
Alguno de los recuerdos intensos de su juventud y vinculada a la meteorología son de cuando era pequeño, en Salardú: "Recuerdo entrar en la Misa del Gallo en seco y salir con un más de un palmo de nieve. Y recuerdo alguna vez haber salido de casa desde el primer piso de tanta nieve que había. Todo eso ya no lo he visto más".
La pasión por la nieve del Pallars
Terminada la conversación con Pepe entre esquís y telesillas, entramos en el restaurante de Port Ainé para conversar más cómodamente sentados frente a frente en una mesa.
Le pregunto por las posibles diferencias entre el Arán y el Pallars. Me cuenta, sin dudar mucho, que: "Los araneses se han adaptado muy bien a lo que tienen, todos se implican, aunque por la espalda quizás se critiquen unos a otros, pero luego todos van a una. En cambio, en los Pallars, la gente ha ido más a la suya. En eso he visto otra mentalidad diferente entre los dos valles. Eso no impide que la pasión por la nieve en el Pallars sea muy grande. Mira, cuando llegué en el Pallars sólo había un club de esquí, el de la Pobla de Segur. Tenía más de 1.000 socios en un pueblo que sólo tenía 3.000 habitantes. ¿En cuántos lugares lo verás eso?".
Le cuestiono si se había planteado cambiar de oficio, contesta tajante: "No, eso nunca. He entrenado a muchísima gente, y sé que algunos decían que yo tenía mal carácter, ¡ja ja! Pero mira, todavía me siguen viniendo a saludar".
Pepe Rubio en Port Ainé el pasado 14 de diciembre (Foto: I. Sanz).
Centramos esta parte de la conversación más distendida hablando, o quizás mejor dicho, filosofando, de algunos aspectos de Port Ainé que se podrían mejorar. Entre otras cuestiones, acabamos hablando de un tema recurrente como los accesos, los remontes y hasta nos dejamos ir para recuperar y recordar el viejo proyecto del telecabina que se había planteado hacer para enlazar Port Ainé con Rialp. Charlamos de la situación del esquí en nuestro país en contraste con los países del centro y norte del continente. Y de la situación general de las estaciones de esquí de los Pirineos. Comentamos sobre pistas que para él tienen un atractivo especial, como la Obaga (ahora bautizada como Josep Messegué) o la pista del Estadi.
El tiempo pasa rápido y cuando el reloj marca las dos de la tarde Pepe me dice que tiene que irse, que no me puede dedicar más tiempo ya que su esposa lo espera para el almuerzo.
No tenemos claro ninguno de los dos si nos ha quedado algo pendiente por preguntar o comentar, pero sabemos que si fuera así, esto tiene fácil solución. "No te preocupes -me dice- como mañana ya sé que subes a Port Ainé, si te falta nada aquí me encontrarás".
Pues Pepe, no me podías dar mejor respuesta para reflejar de la forma más clara y concisa cómo es tu vida en una sola frase: Mañana, nos vemos en pistas.
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