ESQUI DEL BUENO EN EL VALLE DE BENASQUE
Con las focas en los pies, es difícil encontrar aglomeraciones.
Tue, 04/12/2012 - 10:40
Desgranando el Valle de Benasque con esquí de montaña
Ya en la recta final del otoño, empiezan a caer las primeras nevadas, y la impaciencia colectiva va en aumento exponencial. Es la hora de planificar nuestra temporada, y para tener una temporada exitosa, deberíamos tomar en cuenta diferentes factores de cara a garantizarnos unas mínimas garantías de éxito en cada salida a la montaña. Si somos flexibles, y sobre todo, si en lugar de depender de los remontes mecánicos de una estación de esquí, dependemos de nuestras capacidades físicas y de unas pieles de foca, podemos garantizarnos una larga y fructífera temporada.
Bajo el torreón de la Maladeta nos sentimos muy pequeños
Cuando alguien sale a esquiar, lógicamente espera encontrar buenas condiciones, tanto a nivel meteorológico como nivológico. Previsiones meteorológicas buenas y fiables es fácil encontrar en la red, al menos para plazos cortos de dos o tres días. Estas previsiones, deberíamos ser capaces de adaptarlas al lugar al que queremos acudir, y para ello, además de unos mínimos conocimientos meteorológicos, deberíamos conocer el conjunto montañoso en el tengamos previsto realizar la actividad y cómo le afecta cada situación atmosférica concreta. No obstante, este no es el objetivo del presente artículo.
Busca, que encontrarás
Encontrar la nieve polvo perfecta en terrenos abiertos y sin huellas es un placer que no se vive todos los días
A nivel nivológico, es bastante mas difícil encontrar información útil y fiable en la red, aunque por ejemplo servicios meteorológicos como Meteofrance dan buenas pistas de cual es el estado de la nieve en los diferentes macizos pirenaicos. Para encontrar buenas condiciones de nieve, lo ideal es limitarnos a buscar dos tipos de buena nieve: la nieve polvo y la nieve primavera. Cada una de ellas tiene sus tempos y sus ciclos, por lo que es absurdo buscar nieve polvo en mitad de un ciclo de nieve primavera y viceversa. Los factores principales que debemos controlar para acertar con buenas condiciones son tres: orientación de la ladera, inclinación de la misma y altitud. Y unido a esto, un buen mapa será indispensable para acabar de preparar nuestra actividad.
Esquiar en nieve polvo, seca y ligera, y a poder ser en un manto nivoso uniforme y homogéneo es el sueño de todo esquiador, la máxima expresión del placer, que por lo general, en el Pirineo se puede encontrar varias veces por temporada. Después de cada nevada importante, una gruesa capa de nieve fresca se asienta sobre el terreno, y comienza una lenta pero inexorable transformación, aunque en el Pirineo, dado su carácter meridional y su escasa altitud, esta transformación es mas rápida que en los macizos alpinos. Así, la nieve seca y ligera expuesta al sol desde los primeros días, se va transformando mediante ciclos hielo-deshielo diarios, cambiando la textura y el aspecto del manto nivoso. De esta forma pasaremos de la nieve fresca a la nieve primavera, pasando por el estado intermedio de nieve costra. Esta transformación no se da a la vez en todas las vertientes; empieza en la vertiente S, sobre todo en las zonas de pendiente fuerte; continúa en la vertiente E y después en la W; finalmente se acaba transformando en las caras N, siendo en las pendientes fuertes orientadas al norte donde por más tiempo aguanta la nieve polvo.
Esquiando por encima de las nubes en la Maladeta
En esta vertiente, sobre todo a alta altitud y en pleno invierno, la persistencia de tiempo anticiclónico ayuda a secar la nieve, debido al alto gradiente de temperatura existente entre la capa de nieve y la atmósfera, produciendo un crecimiento de los cristales hasta formar una escarcha de supeficie. extremadamente suelta y buena para esquiar. Por estas razones, tras periodos de nevadas la búsqueda de la nieve polvo puede iniciarse en las vertientes soleadas menos inclinadas, para ir paulatinamente buscando la sombra siguiendo la dirección del sol a la vez que buscamos pendientes más inclinadas.
La nieve primavera es la nieve transformada fruto de múltiples ciclos de hielo-deshielo. Es habitual durante la primavera, aunque en periodos largos de anticiclón invernal es frecuente también en las laderas más soleadas e inclinadas. Por la mañana, es normal que esté dura y según se va calentando por efecto del sol, se va deshaciendo su parte superior creando una nieve muy fácil y divertida de esquiar.
A partir de mediodía, o antes a veces, la nieve se humedece en profundidad, quedándose lenta y pesada; además es una nieve ideal para la formación de avalanchas y purgas de nieve húmeda. Con estas condiciones es importante conocer la altura de la isoterma de 0º C, ya que es a partir de esa línea donde se va a dar la helada (realmente de noche la línea de helada esta algo más baja y de día más alta). La transformación de la nieve se da primero en las caras E, y es ahí también donde se pueden crear situaciones avalanchosas. Le siguen las caras S, W y al final N. Para coger esta nieve en el punto óptimo debemos calcular la hora de bajada en función de la Tª, las condiciones atmosféricas y la orientación de la ladera, sabiendo que si empezamos a esquiar en zonas altas con la nieve transformada, probablemente lleguemos abajo con nieve pesada y avalanchosa.
Cuando no encontraremos buen esquí
Bajo mi punto de vista, hay dos situaciones en las que hagamos lo que hagamos, será imposible encontrar buenas condiciones.
- La primera es cuando en un ciclo de nieve primavera nos encontremos con un día nublado y frío, en el que la acción del sol va a ser ineficaz a la hora de transformar la nieve. Estaríamos en un caso de nieve dura. Esta nieve, además de no ser nada disfrutona, es muy peligrosa, ya que una caída, incluso en terrenos no demasiado inclinados, es muy difícil de detener.
Incluso en dias de fuertes nevadas, podemos encontrar el paraíso si buscamos terreno arbolado
Un caso particular, y por fortuna no demasiado frecuente, es cuando a una nevada, le sucede un episodio de lluvia en cotas altas. Si la lluvia es ligera, se va a formar una capa de costra muy desagradable de esquiar en todas las orientaciones y altitudes hasta a llegar al límite donde la precipitación haya sido en forma de nieve. Si la lluvia es intensa, y a continuación regresa el frío, la montaña se va a quedar recubierta por una espesa capa de nieve muy dura, a menudo con surcos por efecto del agua que la convierte en inesquiable. Solamente pendientes fuertes orientadas al S van a ser posibles de esquiar si el sol hace su labor transformadora.
- Otro elemento no deseable, pero siempre presente es el viento. Además de crear peligrosas placas y acumulaciones, un ligero viento basta para transformar una buena capa de nieve polvo en nieve acartonada. Esta nieve, ligeramente encostrada en superficie, es buena de esquiar en función del grosor y la dureza de esta capa superficial, y suele ser el elemento que nos puede arruinar un día de búsqueda de buena nieve polvo. Si el viento es intenso durante unos días, las zonas más expuestas estarán tan esculpidas que serán prácticamente inesquiables.
Un caso práctico.
Vamos a poner como ejemplo un destino habitual: EL VALLE DE BENASQUE. Con una enorme cantidad de posibilidades, este valle es óptimo para acertar en casi cualquier visita que hagamos a él, siempre y cuando la meteo acompañe. Proponemos cuatro salidas, de corte clásico y en diferentes puntos del valle, cada cual con unas características diferentes.
1. Tuca del Frontonet. 2.408 m.
·Punto de salida: Puente de Literola, 1.600 m
·Desnivel: 930 m.
·Dificultad: F, 2.2/E1. Sencilla y rápida ascensión, bien orientada al N por lo que la nieve polvo aguanta durante muchos días después de nevar. Ideal para realizar en pleno invierno.
·Horario: 2,30-3,30 h.
·Orientación: N, E.
·Condiciones óptimas: cota nieve en vertiente N 1.600-1.800 m.
Terreno sencillo Camino a la Tuca del Frontonet
Itinerario: Pocos metros más arriba del puente de Literola, un marcado camino recorre el espeso bosque de abetos que cubre la margen izquierda del barranco de Literola. Una vez salimos del bosque, continuamos por la misma orilla, hasta que llegando al fondo del valle, aproximadamente en la cota 2.000 nos decidimos a cruzarlo. Desde aquí se trata de ir hacia el SO, hacia el marcado collado que une el pico de Estós y la tuca de Frontonet. Por una pequeña pala en la cara S terminamos la ascensión.
Descenso: por el mismo itinerario si hay dudas sobre la estabilidad del manto. Con buenas condiciones, tras bajar la primera pala, es recomendable bajar hacia el NE, siguiendo una magnífica sucesión de palas que con tendencia a la derecha, y esquivando alguna pequeña barra rocosa, nos llevan al fondo del valle un poco antes del bosque (zona de aludes). Cruzando el río alcanzamos las trazas de subida.
2. Mall Pintrat. 2.851 m.
·Punto de salida: Final de la carretera, pasada la entrada al valle de Remuñe, 1.800 m.
·Desnivel: 1000 m.
·Dificultad: PD-, 4.1/E2. Aludes en el tercio inferior de la ruta. Ruta con una cierta inclinación y con un corto tramo expuesto. Ideal para condiciones de nieve primavera, en pleno invierno o a comienzos de la primavera.
·Horario: 3-4 h.
·Orientación: SE
·Condiciones óptimas: cota nieve en vertiente S 1.600-1.800 m.
Condiciones perfectas de nieve primavera enla ascensión al Mall Pintrat
Últimos metros en el Mall Pintrat
Itinerario: Lo más habitual es comenzar al final de la carretera que asciende hasta la entrada al valle de Remuñe. Siguiendo las trazas de un sendero, remontamos hacia el NE un escalón empinado salpicado de pinos (zona de aludes), que nos deposita en una zona más llana. Giramos a la izquierda (O) y ganamos altura por la vertiente S del espolón SE del Mall Pintrat, por pendientes algo empinadas que poco a poco ceden en su inclinación. Nos acercamos al torreón cimero que está defendido por una barrera de roca y nos dirigimos a su extremo oriental. Allí, un breve tramo de arista y un corredor empinado nos conducen a las palas terminales. Las remontamos directamente hasta salir a la cresta, por donde se continúa a pie hasta la aérea cima.
Buen telemark en el Mall Pintrat. Enfrente, el pico de Alba nos vigila
Descenso: por el mismo itinerario.
3. Vuelta a la punta Cordier. 3.263 m.
·Punto de salida: Hospital de Benasque, 1.758 m o La Besurta (1.880 m) a final de temporada
·Desnivel: 1.400 m.
·Dificultad: F+, 3.3/E2 Completa ascensión a un importante “tresmil”, con un ascenso relativamente fácil y un descenso inclinado en su primer tramo, aunque se puede realizar a pie si las condiciones son dudosas. El resto es una inmensa pala de pendiente moderada. Ideal para primavera avanzada, cuando ya en el resto del valle apenas queda nieve.
·Horario: 5-6 h
·Orientación: N.
·Condiciones óptimas: cota nieve en vertiente N 1.700-2.100 m.
Nieve polvo en el mes de mayo en el pico Cordier
Itinerario: Comenzamos el recorrido por la pista de esquí de fondo, llaneando en dirección E hasta el plan de Estan. Aquí comenzamos a ganar altura hacia el SE mediante una media ladera que debemos mantener hasta alcanzar el refugio de la Renclusa. Si comenzamos en la Besurta, este punto se alcanza más fácilmente siguiendo el marcado camino de verano. Del refugio, continuamos en dirección O, superamos un pequeño resalte inclinado y alcanzamos la cuenca de los ibones de la Renclusa. Continuamos en la misma dirección, ganando altura por amplias palas y dejando a la derecha el visible collado de Paderna, para internarnos en el valle del torrente de Alba. Este pequeño valle, abierto entre la Maladeta y el pico de Alba nos conduce sin perdida al evidente collado de Alba, aunque para alcanzarlo es posible que debamos cargar las tablas en la mochila. Ya en la vertiente S, mediante una diagonal algo forzada se alcanza sin problemas el collado Cordier; desde este punto, podemos ascender directamente a la punta Sayó y después flanqueando por el S alcanzamos la cima Cordier.
Foqueando en las inmensidades del Pico Cordier
Descenso: desde la cima Cordier, una empinada canal algo expuesta nos deposita en un balcón colgado sobre el glaciar. Desde el balcón, una breve diagonal a la derecha nos deposita en el glaciar. Lo bajamos hasta el desagüe y continuamos siguiendo el eje del barranco, por magníficas palas hasta el refugio.
4. Tuca de Roques Trencades. 2.756 m.
·Punto de salida: Primera curva tras cruzar el barranco de Ampriú, en la carretera de Cerler al parking del Ampriú, 1.760 m.
·Desnivel: 1.100 m.
·Dificultad: F, 2.2/E1. Ascensión clásica, muy sencilla y recomendable tras una pequeña nevada en pleno invierno. La meteo aquí, a menudo, es mucho mejor que al fondo del valle.
·Horario: 3-4 h
·Orientación: O.
·Condiciones óptimas: cota nieve en vertiente O 1.600-1.900 m.
Itinerario: En el punto de arranque de la ruta, una pista se adentra en el valle de Ardonés y otra discurre 200 m más arriba. Nos dirigimos hacia esta última por terreno evidente (E). Una vez alcanzada, la seguimos hacia un puente sobre el barranco Obago; Nos adentramos en el barranco siguiendo el margen derecho del río, por terreno incómodo hasta que el barranco se abre. Desde ese punto, una gran pala de pendiente moderada nos dirige a la cima.
En la Tuca de Roques Trencades disfrutamos del sol, mientras al Norte el tiempo es malo
Descenso: por el mismo itinerario.
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