Las estaciones de esquí francesas plantan cara al difícil invierno 2015/16: Análisis final
Las estaciones francesas, satisfechas a pesar de haber tenido un invierno complicado. Foto: Courchevel ©David André
Fri, 03/06/2016 - 08:03
Las estaciones francesas analizan en un documento la situación de extrema vulnerabilidad a la que han estado sometidas en el peculiar invierno de 2015/16. Movilidad, inversiones y profesionalidad, han sido claves para resistir en una temporada difícil no solo para Francia sino para toda Europa
Si alguna conclusión tenemos que extraer del pasado invierno es lo vulnerables que son las estaciones de esquí a la meteorología, un intenso fenómeno de El Niño o a los "cambios climáticos" que por una u otra razón sufre nuestro planeta y que condicionan a los resorts de montaña que año tras año se la juegan sin tener ni idea de cuando arrancará, ni cuánto durará, ni cómo va a acabar la temporada.
En Francia, un país con arraigada cultura de nieve, no han sido una excepción. La Campaña 2015/16 ha dado muchos quebraderos de cabeza y ha sembrado incertidumbres lo mismo en las distintas zonas de los Alpes como de los Pirineos. Aún así, al final, se puede decir que en general, se han salvado los muebles.
Las razones principales de que no hablemos de desastre han sido sobre todo, según un comunicado de prensa de los facilitado por "Dominios esquiables de Francia" a mediados de mayo, han sido la capacidad de reacción, las inversiones, la experiencia y "savoir faire" de los profesionales que trabajan en las estaciones.
Cauterets, una estación del Grupo N´PY en los Pirineos franceses. Imagen de archivo de Mattieu Pinaud
Análisis de la Temporada 2015/16: Vulnerabilidad VS Resistencia
El pasado invierno ilustra a las claras cuáles han sido los puntos débiles de las estaciones pero también de qué manera ha sido posible minimizarlos. El número de esquiadores en Francia ha bajado un 3% respecto de la campaña anterior, un decreciemiento que si se compara con los últimos cuatro años, se sitúa en un -7% de asistencia a las pistas del país vecino.
Aunque las cifras tienen una tendencia negativa, recordamos que un potente y excepcionalmente cálido anticiclón no permitió la entrada de borrascas hasta pasadas las navidades, la caída de visitantes no ha sido tan grave como se llegó a pensar en un principio sobre todo teniendo en cuenta lo vulnerables que hemos sido este invierno en toda Europa.
Las estaciones francesas han realizado importantes inversiones en los últimos años a lo que añadir que este año se modificó el calendario de las vacaciones escolares y por supuesto la profesionalidad, la experiencia y los medios de que disponen y que tan ayudado beneficiosos han sido a la postre.
El pasado invierno ha dejado claro que es la Naturaleza quien manda
El trabajo profesional de operarios y maquinistas ha sido clave para resistir. Courchevel ©Alexis Cornu Photography
El principio
A finales de noviembre, algunas estaciones abrían anticipadamente gracias a unas tempranas nevadas acompañadas de frío que hicieron pensar que estábamos a las puertas de un gran invierno. Un error que muy pronto se encargaría de hacer evidente el seco anticiclón que, abarcando todo el continente, templaba el ambiente y bloqueaba la entrada de borrascas y de los esperados vientos del norte.
En diciembre, la meteorología adversa enviaba inversión térmica a las montañas por lo que no se pudo fabricar nieve hasta bien pasadas las vacaciones de Navidad. Así, las altas presiones ganaban la partida y tan solo aquellas estaciones que se sitúan a gran altitud y las que fueron capaces de producir nieve suficiente durante la semana y pico a mediados de noviembre en la que amagó con venir el invierno, pudieron abrir durante fechas tan señaladas.
El trabajo que "detrás de la cámara" (100.000 contratos temporales en toda Francia) para que todo estuviera a punto fue intenso; en especial para los equipos de producción en un principio, y sobre todo el de maquinistas y písters que lucharon enconadamente contra la meteorología por proteger la poca nieve que atesoraban en las pistas. Por otro lado, los que se acercaron a esquiar durante las fiestas (un 20% menos que el año anterior), pudieron disfrutar de buen tiempo en sus vacaciones. Una cosa por la otra.
Los escolares y las familias son el público que nutre cada año las estaciones de esquí francesas. Foto Tignes
Tímidamente al principio, la climatología no acababa de decirse, un día nevaba y al otro llovía, y el vano esfuerzo de los operarios seguía sin atraer a los esquiadores -esta vez los de proximidad- obligando sobre todo a las estaciones de poca altitud incluso a seguir cerradas en enero.
A partir de ahí, la cosa se normalizaba -es un decir- y empezaban a cambiar las cosas
El primer tercio de la Temporada 2015/16 se cerraba con una asistencia de un 7% en negativo de visitantes sobre la anterior. Pero a partir de aquí, todo iba a ser distinto. Por fin el invierno se decidía y llegaron en febrero las precipitaciones deseadas que, seguidas de días de frío intenso que propiciaron, ahora sí, la puesta en marcha de los cañones, aumentaron los espesores y las condiciones para el esquí mejoraron y de qué manera justo a tiempo. Empezaban las vacaciones escolares de invierno en Francia (y Bélgica).
Segunda parte: acierto con el nuevo calendario escolar
En el país vecino, el sistema vacacional escolar anual beneficia enormemente a las estaciones, a la vez que fomenta los deportes de invierno en todo el estado. De la misma manera que aquí se "fundió" la famosa semana blanca y hoy por hoy cada comunidad autónoma, provincia, ayuntamiento, colegio... va a su bola y llevan o no a los chicos a la nieve, Francia ha desarrollado un calendario que permite de una manera muy racional que los chavales suban a las montañas a practicar esquí o snowboard.
El calendario vacacional escolar ha fortalecido a las estaciones francesas. Foto: L´Amicale en Piau-Engaly
Este año, tras cinco de ajustes a ver cómo resultaba mejor, se ha regresado al calendario vigente hasta 2010 que ha dado unos excelentes resultados (y que propongo desde aquí a quienes corresponda de nuestro país a que lo estudien), que asigna por Departamentos las fechas en las que reparten las vacaciones durante febrero (y alguna semana de marzo) favoreciendo una amplia ocupación de las estaciones en este período hasta un 30% más en comparación con el promedio de los cuatro inviernos anteriores. Un sistema al que también se han agregado los belgas.
Si a todo esto sumamos el comportamiento de la climatología favorable, esta vez sí, con mucha nieve en todo marzo y a la coincidencia de las vacaciones de Pascua (nuestra Semana Santa) a finales del mismo mes, propiciaron la recuperación de una temporada que llegó a parecer que sería un desastre tal y como había empezado.
Por último, la temporada de esquí terminó con más días de fiesta para los franceses, las vacaciones de abril, que proporcionaron el doble de esquiadores en pistas respecto del año anterior, ayudaron también a que los resultados, aunque no fueran los deseados se pueden dar por buenos, si bien no beneficiaron por igual a los grandes Resorts como a las estaciones más pequeñas, sobre todo las situadas a poca altitud.
Los grandes Resorts como Avoriaz han resistido bien el difícil invierno 2015/16. Foto crédito: Avoriaz
Conclusiones
La lección que conviene aprender del peculiar invierno que se ha vivido, no solo en Francia sino en toda Europa, se centra principalmente en que el buen hacer y las inversiones son el camino a seguir para minimizar los efectos que una mala (o tardía) climatología, la espada de Damocles bajo la que nos encontramos, pueden suponer para las estaciones de esquí. Aquí, el valor de una buena red de nieve artificial junto con la optimización de los recursos hídricos es de vital importancia.
La 2015/16, como otras temporadas difíciles, han de servir de experiencia de cara al futuro. Reconocer la importancia como motor económico del turismo de nieve y favorecerlo por parte de las Administraciones locales y estatales, crear nuevas y atractivas ofertas además del esquí dentro y fuera de la temporada de invierno, fomentar el deporte entre los escolares y animar a sus familias estableciendo calendarios vacacionales racionalizados, alargar la temporada potenciando el esquí de primavera para conseguir cambiar los hábitos de los esquiadores y lograr el compromiso de trabajar en la misma línea de todos los agentes implicados, son algunas de las medidas que ayudarán a sostener una industria que, como hemos podido comprobar este año, está siempre a merced de los "caprichos" de la Naturaleza.